Cada una de las decisiones que tomas en tu día a día tendrán repercusiones que pueden manifestarse a mediano o largo plazo, por tanto, es importante que reflexiones sobre cada una de ellas desde una perspectiva que impida que éstas se tornen en tu contra. Para ello es importante tener en cuenta las siguientes consideraciones:
1. Dar prioridad al trabajo
La profesión médica es, en sí misma, absorbente, pero cuando el profesional de la salud abre su propia empresa de servicios sanitarios puede sentir aún mayor carga laboral, ya que debe atender distintos aspectos administrativos.
Así, muchas veces se enfoca en trabajar duro como una forma de acceder al éxito y la felicidad; sin embargo, el conflicto se presenta cuando esto se obtiene a costa de la convivencia con los seres queridos, por lo que, sin proponérselo, termina solo a pesar de que uno de sus objetivos haya sido mejorar la vida de dichas personas.
Piensa, por ejemplo, ¿qué sería de ti si perdieras tu capacidad para ejercer la Medicina? Seguramente sería devastador. Del mismo modo, perder la compañía, apoyo y admiración de tus seres queridos te dejaría incompleto. Por tanto, aunque parezca difícil, el médico emprendedor debe buscar balance entre su vida profesional y personal. ¿La solución suena obvia? Así parece, pero hay mucha gente que se olvida de hacerlo.
2. Tomar decisiones con base en lo que otros esperan o piensan
La presión social que enfrenta el médico es enorme, ya que la gente lo considera una clase de héroes a quien deshumaniza. De tal forma que, sin defectos, está obligación ser perfecto y llevar vida de éxitos.
Tal percepción afecta sobremanera al médico emprendedor cuando las persona cercanas comparten esta postura, por lo que puede verse tentado a tomar decisiones atendiendo a lo que colegas, profesores, amigos o familiares piensan o esperan de él. Sin embargo, hay que recordar que ls opiniones de la gente son sólo eso, opiniones, por tanto, depende de cada indiviso el valor que imprima a cada una de sus decisiones.
3. Callar lo que se siente
Quién si no tú, como profesional de la salud, sabe que tratar de suprimir lo que se siente o piensa aumenta la presión a tal grado que puede ocasionar una violenta explosión. Lo mejor que puedes hacer es atender a tus conocimientos en la materia y tratar de ser honesto contigo mismo.
Los problemas en el consultorio médico y en el hogar siempre tendrán una solución que, seguramente, será más fácil encontrar si evitamos ser herméticos. Recuerda la sabiduría popular: “Al que no habla, Dios no lo oye”; lo único que necesitas es hacer un ejercicio de honestidad y buscar ser constructivo con tus comentarios, ya que no es lo mismo quejarse de determinada situación que plantear la necesidad que sientes por encontrar una forma de cambiarla.