3 Razones por las que los psiquiatras no deben atender a sus familiares

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¿Cuál es la verdadera razón que inhabilita a los profesionales de la salud mental para atender a familiares o amigos?

Existe un consenso que indica que los psicólogos y psiquiatras no deben atender en consulta formal a un familiar. Se cree que, a pesar de la confianza, el paciente no expresa realmente cuál es su problema. Y en ciertas circunstancias, los familiares se cohíben de hablar sobre hechos que pueden ser relevantes para poder llegar a la raíz de muchos problemas.

Por otra parte, hay ciertas posturas que indican los manuales de ética profesional. Donde se explica que lo mejor es que el psiquiatra se mantenga al margen de los pacientes que sean familiares o amigos. Aunque no es una regla, actualmente hay psiquiatras que creen que no hay problema en atender a familiares y amigos, porque el paciente se desinhibe y se muestra tal cual es.

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En ambos casos la decisión depende de las necesidades del paciente y del médico tratante. Sin embargo hay ciertas razones por las cuales no es para nada recomendable que el paciente sea un familiar o un amigo. Entre ellas se destacan 3 puntos fuertes:

Exceso de confianza

Un familiar o un amigo cercano, no estará apto para filtrar la confianza en medio de una crisis personal. Siempre te verás como una persona confiable, pero nunca como un terapeuta. Por ende, el rol de autoridad se pierde en la dinámica de la terapia.

Puede ocurrir que no se tomen los consejos ni las recomendaciones al salir de la consulta . O en el peor de los casos, el familiar puede poner en duda el tratamiento suministrado.

Ética profesional

Según el código deontológico no se permite que se atiendan a familiares y/o amigos en consulta formal, porque el papel que desempeña el profesional podría carecer de objetividad, es ambiguo y confuso.

Pérdida de confidencialidad de la consulta

Cuando un psiquiatra trata a un paciente que es familiar o amigo, es muy difícil mantener la total confidencialidad de los casos. Debido a que es complicado no dar respuestas a un familiar que te pregunta por el estado de salud del paciente.

Asimismo, el paciente podría emitir preguntas en medio de una reunión familiar o directamente al teléfono en caso de dudas. Por más que el profesional quiera mantenerse al margen, de alguna manera se pierde el hermetismo que se amerita en estos casos.

En resumen…

En conclusión, tratar a amigos o familiares no favorece a ninguna de las partes. En primer lugar porque no se solucionan los problemas con eficacia. En segundo lugar, el paciente- familiar puede de alguna manera interferir en las decisiones que se toman en casos que necesiten de atención hospitalaria.

En ese caso, la mejor opción sería la derivación y así no dañar la excelente relación personal y proveer a la persona la mejor de las ayudas posibles. Una de las alternativas es remitir y si no quieres quedar totalmente exento del caso, puedes ir monitoreando sin objetar las decisiones del médico tratante.  

 

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