Desde antes de convertirse en Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador fue criticado por sus adversarios políticos. Uno de los señalamientos que se hicieron en su contra fue con respecto a su salud. Al ser una persona sexagenaria y con antecedentes cardíacos, se mencionó que inclusive estaba en riesgo su propia integridad.
La situación se intensificó cuando, ya siendo mandatario, López Obrador reveló su forma de trabajo. Las conferencias matutinas se convirtieron en una tradición al igual que sus viajes por todo el país. Durante el pasado fin de semana AMLO aprovechó un evento público para declarar que “está muy bien de salud”. El inconveniente es que no validó su respuesta con un diagnóstico médico o una consulta con un profesional.
Ante este panorama, la manera de actuar de Andrés Manuel es un reflejo de muchos mexicanos con respecto a visitar a un médico. Una gran parte de la población afirma que no tiene problemas de salud porque “se sienten bien” y eso no es correcto. Siempre es necesario recibir el diagnóstico de un galeno para poder descartar cualquier inconveniente.
De igual forma se debe recordar que hace unos meses el presidente recibió una solicitud anónima en la que se le pedía someterse a una revisión médica completa y hacer públicos los resultados. Aunque en una primera instancia el mandatario aceptó la petición, a la fecha no ha ocurrido. Con esto en mente es que se desconoce su verdadero estado de salud.
Con respecto al historial médico de AMLO, el momento de mayor preocupación ocurrió en 2013 cuando sufrió un infarto agudo al miocardio. Gracias a que recibió ayuda a tiempo fue posible evitar una tragedia.
