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Automedicación, remedios, medicina tradicional y no hacer nada: los “tratamientos” más frecuentes para el insomnio en México

Mediante un estudio, Laboratorios SANFER detalló la severidad, tipo, perfil epidemiológico y actitudes del paciente mexicano promedio hacia el insomnio
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De los trastornos del sueño, el insomnio es fácilmente el más común. Para 2016, se calculó que hasta 1 de cada 5 mexicanos padecía de esta condición. Y en 2018, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) apuntó que 40 por ciento de la gente lo padecería en un punto de su vida. Por esta razón, se trata de un padecimiento importante con miras al Día Mundial del Sueño.

Con motivo de esta fecha, que se celebrará este 15 de marzo, Laboratorios SANFER presentó la encuesta “Trastornos del sueño y su impacto en la calidad de vida de los mexicanos”. Guadalupe Terán Pérez, de la Clínica del Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), comentó en conferencia de prensa que el objetivo del estudio fue entender el insomnio. Pero también comprender cómo este trastorno afecta la jornada cotidiana de los pacientes en el país.

Algunas cifras del insomnio en México

El estudio fue realizado con la información de 7 mil 601 conductas. Los datos de las mismas fueron capturados en la plataforma 1DOC3 entre 2015 y 2018. Casi 30 por ciento de los datos corresponden a pacientes de la Ciudad y el Estado de México. Se encontró que el insomnio no solo es más frecuente en mujeres. Asimismo, tiende a aumentar en incidencia con la edad.

Poco más de la mitad de los casos de insomnio se asociaron a otras condiciones tanto físicas como mentales. Entre las más comunes se encontraron el estrés, la depresión, la obesidad y la hipertensión. Además, 4 de cada 5 pacientes tienen dificultades para dormir más de 3 noches a la semana sin interrupciones. Más de la mitad solo consigue entre 5 y 7 horas de descanso cada día.

Más importante aún, los mexicanos no tienen buen cuidado del insomnio. 1 de cada 3 decide no hacer nada. El 29 por ciento se autoreceta medicamentos para dormir, mientras otro 26 por ciento usa remedios caseros. Menos de una décima parte recurre a terapias alternativas, pero aún menos acude con un doctor. Terán Pérez apunta que aún hay información pendiente.

Es importante evaluar las otras comorbilidades. Es decir, detallar qué otras cosas nos están quitando el sueño. Y también a lo mejor sería relevante observar qué creencias tienen los pacientes con respecto al descanso. Tendemos a subestimar la importancia de esta actividad. Podría ser positivo analizar por qué la gente no toma medidas al respecto.

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