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Cambiar medicinas en farmacias… problema de todos y de nadie

En México, cerca del 20 por ciento de las medicinas marcadas en receta son cambiadas por farmacias y pacientes, lo cual puede tener diversas consecuancias.
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Resulta frecuente que cuando los pacientes acuden a las farmacias a surtir sus recetas, quienes atienden sugieren cambiar productos debido a que son “iguales”, “más baratos”, o simplemente porque no tienen aquello que el médico prescribe.

La razón para que esto suceda es obvia: hay que cumplir una cuota de ventas, pero el simple hecho de cambiar un sólo fármaco modifica por completo la perspectiva que el galeno tiene del tratamiento y los resultados que éste podría brindar.

Aunque no existen estadísticas oficiales al respecto, se estima que en México cerca del 20 por ciento de las recetas médicas son cambiadas por farmacias y pacientes, sobre todo tratándose de fármacos para enfermedades crónicas como diabetes, colesterol e hipertensión.

Si bien el “suicheo” de la receta médica en la farmacia está prohibido por la Ley General de Salud, puesto que hacerlo ponen en riesgo al paciente, no existen mecanismos implementados que ayuden a evitarlo.

En este sentido, la responsabilidad de respetar la prescripción médica recae directamente en la relación médico-paciente, pues del primero depende hacer la advertencia al respecto, mientras que el segundo tendría que ser completamente honesto con su médico tratante sobre la forma en que está siguiendo sus indicaciones, lo que incluye el surtimiento de la receta.

Al hablar sobre el tema con médicos, estos reconocen que es poco común hacer la aclaración pertinente al paciente sobre los riesgos de salud que implica cambiar unos medicamentos por otros, ya que factores como la limitada disposición de tiempo para la consulta afectan la comunicación, mientras que los pacientes suelen minimizar el impacto del “suicheo” de la receta porque la sugerencia viene de personas de la industria farmacéutica.

Por situaciones como ésta fue que en octubre de 2011 la Secretaría de Salud de la Ciudad de México lanzó una campaña informativa para que la población conociera el riesgo de modificar las recetas médicas, la cual incluyó promover el número telefónico 5132 0909 para reportar a farmacéuticos que sugirieran cambios o vendieran medicamentos distintos (solicitados por los propios pacientes) a los que fueron indicados por el especialista, no obstante, a más de cinco años de distancia, al marcar para hacer un reporte al respecto, lo que la persona recibe es, sencillamente, el número de Cofepris, 01 800 033 50 50, para ver qué se puede hacer.

El asunto es claro: no hay multa establecida para quien sustituya medicamentos prescritos por un médico, si bien Cofepris puede recibir la queja, por tanto, queda en manos del galeno la responsabilidad de concientizar a su paciente para evitar que el cambio de fármacos afecte el resultado del tratamiento.

Sustituir un medicamento por otro puede tener el beneficios inmediato del ahorro económico, pero lo que la persona desconoce es que no necesariamente recibe la molécula que necesita para su padecimiento, algo que constituye, una vez más, un campo de atención en la información que se brinda al paciente.

Imagen: Bigstock

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