Imagina este escenario: un mundo en el que 1 de cada 6 personas padeciera una enfermedad potencialmente mortal, la cual no presenta síntomas aparentes, pero que puede provocar una muerte súbita. Lamentablemente esto no es la historia de una película apocalíptica, es la vida real.

Se trata de la tripanosomiasis americana mejor conocida como enfermedad del Chagas, la cual es provocada por el parásito Tripanosoma cruzi y se propaga por la picadura de los insectos redúvidos, o triatominos (chinches) y es uno de los mayores problemas de salud en Sudamérica.

Cifras dadas por la asociación Médicos sin Fronteras señalan que en México cada año se producen 56 mil casos nuevos y ocasiona 12 mil muertes al año.

La asociación pretende desarrollar un modelo de atención integral dentro del sistema de salud que realice diagnósticos y ofrezca tratamiento para controlar los síntomas. Primero se aplicará en zonas rurales donde se necesita más atención y luego se planea expandir”, afirma Marc Bosh, coordinador general de MSF en México.

Se considera que una persona es portadora de Chagas cuando tiene el parásito en el organismo. Sin embargo, en 7 de cada 10 casos el parásito no causa daño, por lo que ser portador no siempre equivale a desarrollar la enfermedad. Entre las personas que sí manifiestan la enfermedad de Chagas, los problemas más frecuentes son: problemas de corazón y problemas del aparato digestivo.

La Organización Mundial de Salud (OMS) calcula que en el mundo existen entre 6 y 7 millones de personas infectadas, la mayoría de ellas en América Latina. Desafortunadamente este padecimiento ha sido como una de las 20 enfermedades tropicales desatendidas porque aunque es un problema de salud, no se encuentra entre las prioridades de las agendas de salud global de los gobiernos.

Afortunadamente hace poco la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó en Estados Unidos un tratamiento para niños de 2 a 12 años de edad.

La FDA tiene el compromiso de hacer que haya opciones terapéuticas seguras y eficaces disponibles para el tratamiento de enfermedades tropicales”, señaló el Dr. Edward Cox, M.D., director de la Oficina de Productos Antimicrobianos del Centro de Evaluación e Investigación de Medicamentos de la FDA.

Por otra parte científicos argentinos diseñaron una molécula con la capacidad de desencadencar respuestas en el sistema inmunológico, la cual podría servir para el desarrollo de vacunas para tratar esta afección.

Tenemos gran esperanza en este desarrollo porque trabajamos muchas alternativas y ésta es la mejor que hemos obtenido. Sería interesante pasar a etapas de desarrollo, que son muchas y muy largas, y para las cuales se requiere financiación, aseguró Emilio Malchiodi, investigador superior del Conicet y de la UBA y líder de este proyecto.