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Con nuevo dispositivo, cirujanos “escucharán” al cerebro para extirpar tumores

Los tumores cerebrales son de los más complejos de remover, ya que una mínima equivocación en el proceso puede traer consecuencias permanentes al paciente

Uno de los principales riesgos de las operaciones quirúrgicas diseñadas para remover tumores cerebrales es que, al momento de eliminar la alteración, se realice un daño accidental al tejido sano. Este tipo de lesiones pueden provocar en el paciente desde dificultades o privación completa del habla, hasta la incapacidad para realizar ciertas tareas motrices o cognitivas.

Para reducir el riesgo de estas operaciones, un grupo de investigadores de la Universidad de Cambridge ha diseñado un nuevo dispositivo que le permitirá a los cirujanos “escuchar” al cerebro durante la operación. Con esta innovadora técnica, se podría reducir el riesgo de lesiones accidentales al momento de retirar gliomas de bajo grado, tumores letales de lenta propagación.

De acuerdo con Notimex, el dispositivo fue desarrollado con la colaboración del Hospital Addenbrooke. Previo a la cirugía para retirar los tumores, cada paciente sería sometido a una resonancia magnética para identificar la ubicación exacta de la alteración, así como las mecánicas de comunicación entre las distintas regiones del cerebro.

Previo a la cirugía, los profesionales de la salud podrían acceder a un mapa en tres dimensiones del cerebro, con el que podrán decidir (con la retroalimentación del paciente) el mejor método para realizar la extirpación de los tumores. Estas sesiones previas también servirían para informar a las personas de los posibles riesgos y consecuencias adversas del procedimiento.

Ya en el quirófano, los cirujanos realizarían una apertura del cráneo y colocarían electrodos sobre el tejido cerebral. Con este dispositivo, se podría monitorear en tiempo real la actividad cognitiva del paciente, efectivamente “escuchando” las comunicaciones neuronales e identificando el mejor curso de acción para remover los tumores sin afectar ninguna de las funciones de la persona.

Con este nuevo dispositivo, los pacientes realizarían una serie de pruebas cognitivas que, tras ser interpretadas por un algoritmo, trazarían para el cirujano el camino óptimo para la extirpación de los tumores. Así, no solo se podrá hacer una mejor labor para tratar de evitar efectos adversos en la operación, sino que también se tendría certidumbre en el impacto negativo del procedimiento en caso que no se pueda evitar una lesión al tejido neuronal sano.

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