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Científica mexicana crea tratamiento para Covid-19 con 90% de efectividad

El tratamiento para covid ya pasó la primera etapa que consiste en ser probado en células humanas y está por comenzar la fase II.
tratamiento covid

Paola Castillo Juárez, es la mexicana que creó tratamiento para Covid-19 con 90% de efectividad.  Ella es química bacterióloga parasitóloga del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y enfocó su carrera en los virus por la influencia de grandes científicas que la inspiraron en el camino e impulsaron su carrera.

“Desde pequeña me vi rodeada por mujeres que me dejaron ver que los virus eran una belleza y me enamoré de ellos”, explicó la científica en entrevista para Forbes Women.

Un tratamiento COVID con una efectividad mayor al 90% 

En entrevista para FORBES, la mexicana mencionó que una de las cosas que más le gusta a Paola sobre los virus son sus mecanismos de replicación y evasión de la respuesta inmune. Los cuales la siguen sorprendiendo hasta hoy cuando estudia el SARS-CoV-2.

Esta fascinación la llevó a crear una nueva propuesta para el tratamiento del Covid-19 con una efectividad mayor al 90% a partir de péptidos antivirales. Para su diseño tomó como referencia las cuatro principales proteínas involucradas en el reconocimiento del virus y la evasión de la respuesta inmune.

Gracias a que este tratamiento está formado a partir de la proteína del SARS-CoV-2, los péptidos serán igualmente de efectivos a pesar de que el virus mute en otras variantes. Otra ventaja, es que los péptidos no son citotóxicos para la célula e inhiben la replicación viral.

En su larga vida profesional la científica ha estudiado el virus papiloma humano, el cáncer, influenza y VIH, temas reflejados en su maestría y tres doctorados. Asimismo fue miembro de 2016 a 2020 del Sistema Nacional de Investigadores, el cual le otorgó el nivel más alto: Nivel C (Investigador Nacional Emérito).

La falta de financiamiento en México

Sin embargo, ni su amplia y sólida carrera científica ni la alta efectividad de su tratamiento fueron suficientes para que la doctora Castillo encontrara un financiamiento para su proyecto.

“Yo me enfrentaba con dos grandes problemas, el primero es que por el hecho de ser mujer muchos no me consideraban. Y el segundo fue que por ser joven creían que yo no tenía la experiencia necesaria ni confiaban en los resultados de mi proyecto”, contó.

Afortunadamente, la doctora Castillo encontró en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). Un curso de investigación que la arropó y le brindó las herramientas bioinformáticas que necesitaba para diseñar sus péptidos. Sin embargo, aún en la actualidad no cuenta con una fuente de financiamiento fuerte.

“A pesar de que los resultados de mi trabajo hablan por sí solos, todavía me sigue costando mucho trabajo que los puestos directivos importantes me den la oportunidad de exponerles mi proyecto. Para que ellos puedan conocerlo”, denunció Castillo.

A pesar de que esperaba que a principios de 2022 se concluyeran las pruebas en animales y se comenzaría a probar el fármaco en pacientes. El proceso se ha alargado debido a la poca financiación que ha recibido su proyecto.

“Justamente por la falta de dinero tengo que ser muy meticulosa en cómo planeo mis ensayos porque tengo la mínima cantidad de péptido y no me alcanza para planear 50 ensayos a la par. Así que voy avanzando a pasitos de bebé”, explicó la científica.

El proyecto de Paola Castillo ya pasó la primera etapa

Hasta el momento, el proyecto de Paola Castillo ya pasó la primera etapa que consiste en ser probado en células humanas y está por comenzar la fase de estudios en animales, en donde se busca contar con un modelo que pueda mostrar el curso de la enfermedad de la manera más cercana posible a la que veríamos en un humano.

Para el comienzo de esta fase, la doctora desarrolló una propuesta nueva en la que los cuatro péptidos estarían juntos en el mismo fármaco.

“Me estoy encargando de acoplarlos a otra molécula acarreadora para que en un solo fármaco tengamos los cuatro péptidos unidos y no tengamos que comprarlos por separado”, relató.

Posterior a esta fase la científica se concentraría en las pruebas en un grupo pequeño de humanos, para después probarlo en una población mucho mayor. A la par de este proceso, el plan es ir estudiando la conveniencia de producción para decidir si la nueva propuesta es rentable o es mejor producir los fármacos por separado.

“Si trabajamos a marchas forzadas y todo sale bien yo creo que en tiempo estas tres fases se traducirían en un año”, estimó.

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