Básicamente, la Inteligencia Emocional se puede definir como la capacidad de solucionar problemas adaptándose a las circunstancias. Sus raíces se encuentran en el concepto de inteligencia social, el cual fue identificado, por primera vez, por Thorndike en el año 1920.

Este autor la definió como “la capacidad de entender, gestionar y actuar con prudencia en las relaciones humanas. Por su parte, este autor la define como “la capacidad de entender, gestionar y actuar con prudencia en las relaciones humanas”. Por su parte, Salovey y Mayer, en el año 1990 definieron la Inteligencia Emocional como “un subconjunto de la inteligencia social, que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y las emociones propias, así como las de los demás, discriminando entre ellos y utilizando esta información para guiar el pensamiento y las acciones”.

A la hora de estudiar la Inteligencia Emocional, son tres los modelos fundamentales que, como profesional médico, deberías tener en cuenta para así aplicarlo en tu práctica diaria y manejar tus emociones de la mejor forma posible. A continuación te los enumeramos para que los conozcas y los tengas en cuenta en tu día a día.

Modelo de Inteligencia Emocional de Bar-On

Este autor utiliza el término “Inteligencia Emocional y Social” y la describe como un conjunto de conocimientos y habilidades en lo emocional y social, que influyen en nuestra capacidad general para afrontar efectivamente las demandas de nuestro medio. Dicha habilidad está basada en la capacidad del individuo de ser consciente, comprender, controlar y expresar emociones de forma efectiva.

Modelo de Goleman

Se trata de un modelo que parte de que la Inteligencia Emocional es una habilidad para reconocer y regular las emociones, en uno mismo y en los demás, de forma que se refiere a una serie de habilidades relacionadas con el éxito en la vida. Entre estas se encuentran el entusiasmo, el autocontrol, la perseverancia y la capacidad para motivarse a sí mismo.

Modelo de Inteligencia Emocional de Salovey y Mayer

Aunque lo hayamos puesto en último lugar, es cierto que es el modelo más representativo. Dicho modelo entiende la Inteligencia Emocional como la habilidad para percibir, comprender, regular y utilizar las emociones de forma adaptativa para la propia persona y en su relación con los demás. Posteriormente, en un segundo tiempo, incluyeron la habilidad básica de percibir y valorar con exactitud la emoción.

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