A lo largo de 2016 la palabra “zika” comenzó a ser empleada con mayor frecuencia en las noticias, medio que se utilizó para alertar a la sociedad sobre los estragos que la picadura del mosquito aedes aegypti puede causar en una persona. Desde síntomas leves como picazón y dolor en las articulaciones, hasta severas complicaciones nerviosas como debilidad muscular y microcefalia en fetos.
Con el tiempo la devastadora cifra de personas ha ido aumentando alrededor del mundo. Por dicha razón un equipo de investigación de la Universidad de Yale decidió centrarse en el tema para saber como combatir las graves consecuencias que este este pequeño animal dejaba a su paso.
Durante la investigación realizada en ratones se observó que cuando la infección del zika se propaga de la sangre al cerebro de los roedores, las células inmunitarias invaden al cerebro, acción que limita la transmisión en las células cerebrales pero que también puede desencadenar parálisis, atrofia muscular e incluso la muerte, mismo efecto que puede ocurrir en los seres humanos.
“Las células inmunitarias que son generadas por la infección comienzan a atacar a nuestras neuronas”, comentó en un comunicado de prensa de la universidad la líder del estudio, la inmunobióloga Akiko Iwasaki.
El daño no ocurre por la infección con el virus, sino por la respuesta inmunitaria al virus.
Al contrario de lo se que creía en años anteriores del zika, la investigación comprobó que las complicaciones nerviosas son una respuesta del sistema inmune para combatir el virus.
Este hallazgo sugiere que suprimir la respuesta del sistema inmunitario podría ser una forma de tratar el síndrome Guillaín-Barré, el cual causa una grave debilidad muscular que en casos severos puede resultar mortal.