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Estos son los 7 pecados capitales de los médicos ¿con cuál te identificas?

De acuerdo con Richard Alan John Asher, algunos médicos suelen caer en una serie de pecados capitales.

De acuerdo con Richard Alan John Asher, quien fuera un endocrinólogo y hematólogo británico ampliamente reconocido, algunos médicos suelen caer en una serie de pecados.

A siete de ellos John Asher los describió como pecados capitales, los cuales fueron publicados en la revista The Lancet en 1949.

“Hay un sinnúmero de pecados médicos, pero voy a comentar siete de ellos con la esperanza de que los estudiantes que deseen evitarlos puedan hacerlo, y que los que quieran entregarse a ellos puedan ampliar su repertorio o mejorar su técnica. Los siete pecados son: oscuridad, crueldad, malos modales, superespecialización, amor a lo raro, estupidez y pereza.

  • Oscuridad. El estilo claro y las frases cortas son lo ideal en la escritura y en la lectura. La oscuridad hace difícil la comprensión, confundiéndose con profundidad de ideas, de la misma manera como un charco pantanoso puede parecer profundo. He aquí un ejemplo, en que los autores quieren decir: “Nosotros juzgamos la salud de los hombres por sus ambientes de trabajo y por sus hogares”, pero ellos para decirlo usan esta otra frase: “Está en general aceptado que la evaluación del estado de nutrición de una comunidad debería comprender una valoración de las condiciones del medio ambiente en que cada miembro vive y trabaja”. Así pues, prevengo a los estudiantes que levantan historias clínicas, que no cambien el lenguaje simple de sus pacientes por la jerga de sus libros de texto.
  • Crueldad. Este podría ser el más importante de los pecados. En general es debido al descuido y no deliberado. La crueldad mental es común y puede presentarse de tres maneras: diciendo demasiado, diciendo demasiado poco y olvidándose del paciente. O bien, puede ocurrir de forma física. Los médicos no deberían aplicar ningún tratamiento sin antes haber ofrecido algunas palabras de explicación que tranquilicen al paciente.
  • Malos modales. Si los estudiantes no aprenden buenos modales mientras estudian medicina, quedarán en desventaja al tratar con pacientes, enfermeras y colegas. Co malos modales me refiero a ser impaciente mientras se registra la historia clínica de un enfermo, a hacer bromas a costillas del enfermo, leer el periódico del paciente que está sobre la cama y observar con más interés los títulos que a la persona que está sobre la cama.
  • Superespecialización. Es lógico que un médico tenga especial interés y conocimientos sobre un tema, pero está mal que demuestre indiferencia e ignorancia sobre los otros. Un buen médico debería ser capaz en todas las cosas y maestro en una. Por ejemplo: un cirujano debería ser capaz de aconsejar una dieta a un paciente con obesidad simple, sin mandarlo a un endocrinólogo; un ginecólogo debería tratar una moderada anemia por deficiencia de hierro, sin necesidad de enviarla con el hematólogo.
  • Amor a lo raro. Es un pecado que prevalece más entre los estudiantes, porque ellos necesitan la experiencia que enseña cuáles enfermedades son raras y cuáles son comunes. Este pecado es responsable de tantos fracasos de los “traga libros” en los exámenes. Se olvidan que las cefaleas y los vómitos son ocasionados con más frecuencia a las migrañas que a un tumor cerebral.
  • Común estupidez. No siempre los pacientes deben ser tratados por lo que se aprende de memoria en la escuela, ya que puede haber circunstancias especiales.
  • Pereza. La pereza médica puede ser física o mental. La pereza física existe más de lo que quisiéramos admitir. La pereza provoca a veces la omisión de determinar la presión sanguínea o efectuar una oftalmoscopía. En el caso de la pereza mental, levantar una historia clínica puede ser peligrosa. Si el día es caluroso, el paciente está un poco sordo y el paciente está apurado, la historia se adereza con reminiscencias e inconexiones, y se requiere enorme paciencia y concentración para poder luego destilar su esencia.

 

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