Ha sido notorio el grave daño que ha provocado la crisis sanitaria por Covid-19 en América Latina. En algún momento se consideró como el epicentro de la pandemia debido al elevado número de infectados y fallecidos. Aspectos como la nula inversión en construcción de hospitales y el déficit de trabajadores de la salud han sido claves para que se haya presentado este inconveniente. Por lo mismo, ahora es cuando se ha observado con mayor claridad la importancia que tiene este sector en la actualidad.
Por su parte, todos los países de la región han tenido que iniciar distintas estrategias para mitigar los contagios. Salvo el caso excepcional de Uruguay, en el resto no se han observado resultados favorables. Inclusive existen naciones como México y Brasil en donde sus respectivos presidentes se han negado a utilizar cubrebocas. Algunos especialistas señalan que el mal ejemplo que ofrecen ha sido clave para que gran parte de la ciudadanía no acate las medidas de higiene.
Mientras tanto, la esperanza de los habitantes se encuentra en las vacunas contra la Covid-19 que se encuentran en desarrollo. Existen varios tipos que se encuentran finalizadas o en la última parte de su desarrollo. De hecho, desde hace meses varias de ellas fueron adquiridas por adelantado con la intensión de ser aplicadas en cuanto sean autorizadas.
Vacunas favoritas de los gobiernos de América Latina
En ese sentido, Brasil al ser el país más habitado de la región es el que ha comprado más insumos de acuerdo con la base de datos Launch and Scale Speedometer del Centro de Innovación en Salud Global de la Universidad de Duke. Hasta el momento suma 196 millones de dosis, mientras que en segunda aposición se encuentra México con 159.9 millones. Bastante por debajo está Chile con 84.4 millones.
Ahora bien, si se analiza por farmacéuticas, la AZD1222, diseñada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford luce como la favorita en la región. Como sustento, al menos la mitad de las adquiridas por los gobiernos de Brasil y México son de su manufactura.
A su vez, Chile, Brasil y México son las naciones que más han apostado por las vacunas de origen chino contra esta cepa de coronavirus. En el caso del primer país, realizó un pedido de 60 millones de dosis producidas por Sinovac Biotech, en tanto que los dos países restantes han recurrido a CanSino Biologics para ordenar 46 y 35 millones, respectivamente.
Argentina, por su parte, divide sus pedidos en 25 millones de dosis a Gamaleya que fabrica la rusa Sputnik V y 22 millones a Oxford. En tanto que México, Chile y Perú son los que han confiado en mayor medida en el líquido inoculante desarrollado por Pfizer.
