La música en la medicina

Los sonidos son el lenguaje común para todo el que tenga un sistema auditivo (receptor o pabellón auricular) que conduzca las ondas sonoras a otro sistema transductor (la cóclea) para que, en el siguiente relevo, adquieran un significado. De hecho, en el cerebro hay zonas que procesan diversos componentes de la música, tales como el tono, la vibración, la armonía; el cerebelo se encarga del ritmo1.

Hay evidencia de que la música puede provocar cambios en el estado de ánimo y en las emociones, también, puede generar tendencias a la actividad, como bailar, cantar2. Con la música se estimulan los circuitos de placer y recompensa en el núcleo accumbens, el área ventral tegumental y la amígdala, que modulan la producción de dopamina3.

El poder que tiene la música sobre el ser humano es innegable y la medina ha sacado provecho de este arte y la utiliza a su favor.

La medicina y la música

Un metaanálisis realizado sobre la influencia de la música como una opción terapéutica en la hipertensión reporta efectos positivos en su control, y propone que esto ocurre como consecuencia de la disminución de la actividad del sistema nervioso simpático y la liberación de endorfinas.  Otro estudio informa sobre el control de la variabilidad en la frecuencia cardiaca en individuos pre hipertensos e hipertensos4. Otro estudio encontró que, en pacientes con infarto del miocardio, disminuyó la presión sistólica y diastólica, al escuchar a Mozart5. El estudio demostró que los tiempos lentos y relajantes, o alegres, reducen la frecuencia cardiaca, promueven la vasodilatación y reducen la presión arterial; mientras que los rápidos y tensos inducen la respuesta opuesta1.

Se ha reportado que, al utilizar música durante las cirugías, se logra reducir la frecuencia cardiaca y la presión arterial de los pacientes, permitiendo disminuir la dosis de analgésicos; este efecto también se ha reportado en los pacientes internados en las salas de terapia intensiva, con un resultado semejante1.

Cognición y marcha

Se puede emplear la música para cambiar, mantener o reforzar efectos, emociones y estados de ánimo. También, para relajarse, estimular efectos cognitivos, o como una plataforma de apoyo para trabajo mental. Se ha reportado que la música mejora el estado de ánimo y refuerza la función muscular después de algunos eventos vasculares cerebrales. Ayuda a mejorar el equilibrio en personas de mayor edad, y ya que se ha demostrado la relación entre música y lenguaje, resulta benéfica para los pacientes con enfermedad de Alzheimer1. Así como también, los ritmos rápidos o de marcha mejoran el andar de los pacientes con enfermedad de Parkinson1. Se disminuyen los niveles de cortisol después de la terapia musical, y las células natural killer incrementan6.

Perlovsky y su grupo de investigadores, evaluaron el “efecto Mozart” para ayudar a resolver disonancias cognitivas y mejorar el desempeño académico. Encontrando que, escuchar a Mozart sí tiene este efecto, y sugieren que contribuyen a afirmar que la música se desarrolló para ayudarnos a resolver disonancias cognitivas generadas por el estrés y la toma de decisiones7.

En conclusión, la música enriquece cualquier campo de su actividad, y la medicina no es la excepción. Escuchar, bailar, cantar, vivir la música y dejar que sus efectos invadan nuestro cerebro y el de los pacientes, puede marcar una diferencia. ¿Por qué no experimentarlo?

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Simon HB. Music as medicine. The American J of Medicine. 2015; 128:209-10.
  2. Koelsch S. Brain correlates of music-evoked emotions. Nature Rev. 2014; 15:170-80.
  3. Levitin DJ. What does it mean to be musical? 2012; 73:633-7.
  4. Soares do Amaraldo MA, Gomes NM, Goncalves de Queiroz J, Saquet e Martinn- Filho PR, Bemardone SM, Oliverira CV. Effect of music therapy on blood pressure of individuals with hypertension: A systematic review and meta-analysis. Int J of Cardiology. 2016; 214:461-4.
  5. Gruhlke LC, Cohelo MP, Medeiros M. Mozart, but not the Beatles, reduces systlic blood preassure in patienst with myocardial infarction. Acta Cardiol. 2015; 70:703-6.
  6. Legge A. On the neural mechanisms of music therapy in mental health care: Literaure review and clinical implications. Music Therapy Perspectives. 2015; 33:128-41.
  7. Perlovsky L, Cabanac A, Bonniot-Cabanac MC, Cabanac M. Mozart effect, cognitive dissonance, and the pleasure of music. Behavioural Brain Res. 2013; 244:9-14.
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