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¿Nos enamoramos realmente o es culpa de nuestro cerebro?

¿Nos enamoramos realmente o es culpa de nuestro cerebro?

¿Nos enamoramos realmente o es culpa de nuestro cerebro?

Cuando nos enamoramos se crea una interacción entre hormonas y comportamiento, causada por procesos fisiológicos y químicos que involucran el cerebro. Tanto es así, que sentimos mariposas en el estómago, altas palpitaciones en el corazón y debilidad en las piernas, sin estar enfermos. Si no, como un efecto directo al estar cerca de esa persona que nos inspira pasión, atracción o ternura.

Existen muchos elementos que impulsan al ser humano a ser mejor, trabajar, estudiar y luchar en la vida, pero el amor, es considerado por investigadores como el más poderoso motivador. Especialmente porque generan cambios en la percepción del entorno, gracias a la segregación de neurotransmisores a nivel de la neurohipófisis, haciendo que las personas sientan felicidad, entusiasmo y dolor.

La química domina los sentimientos

Los hechos placenteros como el contacto físico consensuado, estimulan los circuitos cerebrales, liberando una serie de sustancias que permiten que los instintos y funciones vitales se complementen. Tanto es así, que inicialmente las feromonas se expanden por el aire llegando a mezclarse con los estrógenos y la progesterona de los individuos, creando selectivamente sentimientos de confianza, seguridad y optimismo.

Es allí, donde nos enamoramos con la ayuda de los neurotransmisores, debido a que surge la adrenalina, estimulando los reflejos de nuestro cuerpo físico, para que adoptemos posturas que envían mensajes de afinidad a los demás. Así mismo se aumentan los niveles de dopamina, que es el responsable del placer, como una función del sistema de recompensa. Igualmente, la oxitocina, ayuda a estrechar los lazos de complicidad, dando paso a experimentar apego y necesidad por el otro.1

Obviamente, los gustos, la ideología, las creencias, las metas, las expectativas, la educación, el nivel de vida y las experiencias son factores que indiscutiblemente llevan a activan el interruptor de estas sustancias en el cerebro, generando satisfacción y bienestar. De esta misma manera, la serotonina suprime emociones negativas y genera estabilidad y tranquilidad.

Como vemos las hormonas y los neurotransmisores se activan por los olores, el contacto físico y las experiencias compartidas, cambiando las actuaciones del ser humano. Pero también el efecto se atenúa con el paso del tiempo, haciendo que el organismo necesite mayores cantidades de estas sustancias para seguir enamorados. Por tanto, es importante estimular la liberación de hormonas   realizando actividades, prodigando caricias y dando muestras de afecto, que ayuden a fabricar oxitocina y demás sustancias para reafirmar las relaciones.

Cuando nos enamoramos activamos el sistema de recompensa, de la misma manera que cuando tenemos una adicción. Por eso al enfrentamos a una ruptura sentimental se tiene el mismo proceso de abstinencia que con las drogas. Apareciendo con el desamor desestabilidad emocional, angustia y depresión, enlazados a los niveles bajos de las diferentes hormonas.

Por tanto, nos enamoramos en forma real a causa de un proceso fisiológico y orgánico, donde tantos factores externos como físicos y mentales, deben ir unidos para enviar mensajes e información a nuestro cerebro.  Además, cabe notar que el amor filiar, materno, entre amigos y con la pareja, exige un mapa mental diferenciador, que demanda dosis exactas de euforia, pasión, felicidad, seguridad y comprensión.

Referencias:

1.Isabelen García. Neurobiología del amor. El residente [Internet]. 2010 [consultado: 02/03/2021]; volumen (5): 6-8. Disponible en:

https://www.medigraphic.com/pdfs/residente/rr-2010/rr101b.pdf.

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