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Prender el GPS apaga el cerebro de tus pacientes

Usar el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) ha causado accidentes pero, tambián, inactividad en algunas zonas del cerebro.
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Usar el Sistema de Posicionamiento Global (GPS) se ha vuelto cada vez más común dadas las facilidades que ofrece para llegar a distintos lugares, sin embargo, emplearlo ha dado malos resultados en algunas ocasiones.

Este marzo, por ejemplo, Amber Katanna Vanhecke, una estudiante estadounidense de 24 años de edad siguió las instrucciones de Google Maps para llegar a las cataratas de Havasu desde el borde sur del Gran Cañon, sin embargo, por una falla de la aplicación ésta le indicó un camino equivocado y terminó perdida en el desierto durante cinco días, sin combustible, hasta que fue rescatada por servicios de emergencia cuando ya tenía quemaduras y deshidratación.

Un mes antes, en Brasil, unos turistas argentinos también siguieron las instrucciones de esta herramienta para circular por Río de Janeiro, la cual les indicó entrar en una favela donde fueron baleados, un desafortunado evento en el que Natalia Capetti, de 42 años, perdió la vida.

Aunado a estos lamentable errores, un estudio realizado por el University College de Londres ha relevado otro aspecto no tan favorable de usar GPS para llegar a un destino, pues aparentemente el uso de esta tecnología provocaría que se apaguen zonas del cerebro que tendrían que activarse para simular distintas rutas.

El ensayo contó con la participación de 24 voluntarios cuyos cerebros fueron analizados mientras usaban un simulador del barrio de Soho en Londres.

Los científicos estudiaron la actividad en el hipocampo y la corteza prefrontal, zonas relacionadas con la memoria y la navegación, y la planificación y toma de decisiones, respectivamente.

Los resultados mostraron que cuando los voluntarios no hacían uso de un navegador satelital, tanto el hipocampo como la corteza prefrontal tenían picos de actividad cuando se adentraban en nuevas calles, pero aumentaba ante el mayor número de opciones, en cambio, no se mostró ningún cambio en la actividad cuando seguían las instrucciones del GPS.

El estudio mostró que al pasar por lugares donde convergen varias calles mejora la actividad en el hipocampo, mientras que no hay variación al adentrarse en un callejón sin salida.

El profesor de psicología Hugo Spiers, uno de los autores del trabajo, explicó que los resultados ratifican que “cuando la tecnología nos dice a dónde tenemos que dirigirnos, estas partes del cerebro no responden”, pues el “cerebro apaga el interés en las calles que le rodean”.

Dicho todo lo anterior, pareciera que usar el GPS no es necesariamente una buena idea, ¿o sí?

Imagen: Bigstock

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