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Manual para prevenir y combatir el Síndrome del Impostor

El Síndrome del Impostor es uno de los problemas más comunes en los estudiantes de Medicina y con los siguientes consejos lo puedes evitar.
Síndrome del Impostor
  • A la fecha se estima que 9 de cada 10 estudiantes de Medicina tienen el Síndrome del Impostor.
  • Aunque en algunos casos desaparece al poco tiempo, en otros se extiende hasta la etapa profesional.
  • Su aparición afecta al estado individual de los individuos porque no les permite reconocer su éxito.

Dentro del campo de la salud hay problemas que muestran una elevada incidencia. Los más notorios son el estrés y cansancio emocional por todas las actividades que se deben cumplir. Aunque también hay otro que afecta a muchos de los integrantes del gremio y muy pocas veces es mencionado. Se trata del Síndrome del Impostor, ¿pero realmente sabes en qué consiste?

Para empezar se debe dar un dato alarmante. De acuerdo con un estudio publicado el año pasado en la revista Family Medicine se estima que nueve de cada 10 alumnos de Medicina lo tienen. Pero mientras algunos lo superan al poco tiempo, en otros casos se extiende hasta su etapa profesional.

¿En qué consiste?

Acerca de su definición, se entiende como Síndrome del Impostor al conjunto de síntomas y comportamientos que caracterizan a ciertas personas por tener la creencia de que su éxito se debe a factores ajenos a sí mismo y no a sus propios méritos. En consecuencia, surgen pensamientos creyendo que otras personas los van a descubrir.

La persona vive constantemente sintiendo que no está a la altura, que sus logros en realidad no son tan valiosos, que no tiene las capacidades o no es lo suficientemente bueno o buena. Sin embargo, algo particular e incluso paradójico de este padecimiento, es que, en la realidad, el mundo externo le dice o le muestra lo contrario, es decir, reconocen su valía.

Esta forma de sentir termina por ser muy desgastante porque provoca síntomas como ansiedad, culpa y una autoexigencia elevada. Por lo tanto, la tensión comienza a acumularse tanto a nivel mental como físico.

El síndrome del impostor como tal no es un trastorno; sin embargo, se ha observado que es un sentir bastante común en la sociedad, sobre todo en las mujeres. Las personas que padecen este problema provienen de familias con diversas características, por ejemplo, la presencia de figuras importantes y de autoridad como los padres, en el que el nivel de exigencia era tan alto que daba la impresión de nunca poder alcanzar las expectativas.

Existen otros casos donde los padres son muy exitosos a nivel laboral y siembran en el inconsciente de los hijos una semilla de que la importancia de uno mismo radica en el dinero, en el trabajo y en la reputación. Cuando eso ocurre hay un escaso o nulo reconocimiento del logro individual y singular.

Es de suma importancia que si reconoces algunas de estas características en tu sistema familiar y de los síntomas previamente mencionados, hagas conciencia de que este sentir es un juego de la mente, del ego.

¿Cómo hacer para combatir este Síndrome del Impostor?

  • La psicoterapeuta psicoanalítica Paola Sáenz Pardo señala que lo primero es aprender a decir gracias. Aunque no te la creas, aunque la mente te diga mil cosas en contra, no justifiques nada y simplemente di GRACIAS.
  • Date la oportunidad de sentir amor, cariño y abraza los cumplidos, te mereces todos los del universo.
  • Recuerda que no eres tus éxitos, no eres tu físico, no eres tus errores. Haz un ejercicio de análisis, honestidad y conciencia personal para responderte lo siguiente: ¿Qué es lo que te hace valorar a otros? ¿Dónde depositas tu éxito? Y posteriormente, haz una lista de lo que te hace ser y sentir valioso.
  • Hay mucho por desaprender, y un ejemplo de ello son las ideas erróneas que tienes de ti mismo. Pon atención a tus pensamientos cuando te estén llevando a lugares obscuros o que no te enaltecen, que te hagan compararte con otros, a minimizar tus acciones, a hacerte sentir ansioso, etc. Tú no eres tus pensamientos, observa con mayor objetividad y analiza más y mejor la realidad.
  • Aunque le duela al ego, reconoce que eres humano y que, por lo tanto, no eres perfecto, habrá cosas que no podrás resolver tal cual a ti te hubiera gustado, sin embargo, utiliza esos momentos para apoyarte en otros, encuentra contención con gente de tu confianza, echa una mirada a tu interior para conocerte mejor en esos instantes de incomodidad. Los errores no condicionan tus aciertos, pero sí te ayudan a aprender.
  • Date la oportunidad de arriesgarte, más vale hacerlo y accionar que limitarte y frustrar tus deseos. Mereces crear, planear, hacer, decir que sí, mereces dinero, amor, paz, éxitos, elogios, todo lo bueno del mundo, es cuestión de que te lo creas.
  • Grábatelo: tú eres quien se tiene que aprobar, tú eres tu público número uno, tú eres tu camino, tú tienes tu propio proceso y, por lo tanto, tú eres responsable de tu propio bienestar, de tu felicidad, de cumplir tus propios deseos y darte satisfacción.
  • Por último, uno de los puntos más importantes: asiste a una psicoterapia. Es fundamental que a través de un acompañamiento comiences a trabajar en ti, en tus deseos, tus logros y tu merecimiento.

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