Las comunidades indígenas del estado de Oaxaca poseen una herencia cultural milenaria que incluye prácticas alimentarias, médicas y sociales profundamente conectadas con la tierra y la colectividad. Promover estilos de vida saludables en estas comunidades no solo es una estrategia de salud pública, sino también una oportunidad para revalorizar el conocimiento tradicional y fortalecer la autonomía local.
Recuperar la alimentación tradicional zapoteca
Uno de los pilares de un estilo de vida saludable es la alimentación. La dieta zapoteca ancestral incluye maíz, frijol, calabaza, quelites, chiles, hierbas aromáticas y tlayudas, todos alimentos nutritivos y de bajo costo. Sin embargo, con la introducción de productos ultraprocesados y refrescos, han aumentado los casos de diabetes tipo 2 y obesidad en zonas rurales.
Promover el regreso a la cocina tradicional no es solo una decisión de salud, sino un acto de resistencia cultural. Programas comunitarios pueden enfocarse en rescatar recetas locales, impulsar huertos familiares y escolares, y fomentar la compra de productos frescos en mercados locales.
Actividad física desde lo cotidiano en las comunidades indígenas
El trabajo agrícola, las caminatas por veredas y las danzas tradicionales zapotecas —como la Danza de la Pluma— ofrecen oportunidades naturales para mantenerse activo. Integrar la actividad física en la vida diaria desde un enfoque cultural fortalece el cuerpo y el sentido de pertenencia.
Educación para la salud con pertinencia cultural y lingüística
Para que la información en salud tenga impacto, debe compartirse en zapoteco y con apoyo visual. Las campañas deben ser participativas, incorporando a parteras, curanderos y autoridades comunitarias como agentes de cambio. Talleres sobre higiene, salud sexual, prevención de enfermedades y autocuidado emocional ganan fuerza cuando están contextualizados en la realidad local.
Fortalecer la salud comunitaria en las comunidades indígenas
Un enfoque integral implica capacitar a promotores de salud indígenas, mejorar la atención en clínicas rurales y articular la medicina tradicional con la institucional. Muchas comunidades zapotecas siguen usando plantas medicinales, como el epazote, el té de manzanilla o la hierba santa para tratar malestares comunes. Reconocer y apoyar estos saberes mejora la confianza en los sistemas de salud.
La promoción de estilos de vida saludables en comunidades indígenas debe construirse desde el respeto a su cultura, lengua y autonomía. Solo así se logrará una salud integral y sostenible, enraizada en los valores y prácticas del propio pueblo.