Aunque aún hoy en día existen algunos factores que condicionan la participación de la población geriátrica en programas de terapia acuática. Esta técnica es, cada vez, más frecuentemente recomendada por los profesionales sanitarios, ya que el agua, por sus propiedades físicas y reducir molestias musculares. ¿Quieres saber cómo ayuda esta? Te lo contamos.

Así ayuda la terapia acuática a la población geriátrica

El adulto mayor suele encontrar, en la gran mayoría de ocasiones, dificultades para realizar ejercicios en tierra debido a multitud de síntomas como dolor articular, disminución del rango de movimiento y fuerza muscular, alteraciones del equilibrio y la marcha, entre otros, debido a la presencia de enfermedades que aparecen según el individuo envejece.

La flotación facilita el movimiento, las reacciones posturales y actúa como soporte, generando mayor confianza en las personas a no caer, ya que no existe riesgo de caídas.

Asimismo, el peso corporal disminuye en función de la profundidad a la que nos sumerjamos y nuestras articulaciones, sobre todo de las extremidades inferiores y la columna, que sufrirán una menor carga. Los movimientos que realizamos en el agua son mucho más lentos, debido a la viscosidad y la resistencia del agua al movimiento, lo que hace que reaccionemos con más tiempo frente a las desestabilizaciones y podamos entrenar estrategias más eficaces de equilibrio, además de tonificar globalmente la musculatura.

La prevención de caídas es uno de sus principales beneficios

En el ámbito sanitario, uno de los temas más tratados son las caídas en la población geriátrica, ya no solo por sus consecuencias negativas a nivel físico o psicológico sobre la persona que la sufre sino por las consecuencias económicas y las consecuencias a nivel socio-familiar.

Los efectos beneficiosos sobre la marcha y el equilibrio o la funcionalidad, o los beneficios psicológicos hacen que la terapia acuática desempeñe un papel importante en los programas de prevención de caídas.

La terapia acuática ofrece un amplio abanico de posibilidades de intervención como, por ejemplo, el circuito de obstáculos, la aplicación terapéutica del ai-chi o los programas que incluyan diferentes niveles de dificultad en los ejercicios de equilibrio.