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Qué hacer y qué no hacer cuando se presenta una complicación médica

Cuando las cosas salen bien todo es alegría y agradecimiento; sin embargo, también existe el otro lado de la moneda...

Cuando todo sale bien, en cualquier procedimiento médico, todo es alegría y agradecimientos. Y aún cuando en muchos casos éstos son dirigidos a la divinidad y no a las personas que tomaron parte de la operación, dicha situación no disminuye la satisfacción del personal médico que llevó a buen puerto el procedimiento.

Sin embargo, también tenemos la cara opuesta de la moneda. Situaciones en las que alguna complicación durante el procedimiento termina por causar algún daño al paciente, tornando el panorama sombrío y preocupante para cualquier médico, pues la situación fácilmente puede salirse de control (si no se sabe actuar correctamente ante el paciente o sus familiares) y terminar afectando para siempre la carrera del profesional de la salud.

Ante dicha situación, mi recomendación consiste en poner en práctica los siguientes consejos:

1) No te frustres ni alteres

Acepta y enfrenta la situación, lo mejor es analizar lo sucedido y recordar la siguiente realidad: “a lo imposible nadie está obligado”.

Si sabes que hiciste todo cuanto pudiste para evitar la complicación presentada y esto se encuentra debidamente respaldado en el expediente clínico, entonces tienes prácticamente todo a tu favor para demostrarlo frente a cualquier autoridad.

Por el otro lado, si una vez que has analizado el caso con detenimiento y objetividad reconoces que cometiste algún error (del cual ningún humano está exento), mantén la calma de igual manera y evita cometer algún otro error que pueda afectarte más allá de tu obligación legal, la cual consiste, primordialmente, en reparar el daño conforme a lo establecido en la ley. Siempre recuerda que, al tratarse de una conducta no intencional, legalmente no existe fundamento alguno para que seas privado de tu libertad en tanto no se investiguen los hechos y se realicen los dictámenes correspondientes, e incluso una vez realizados los mismos (en el peor de los casos), seguramente podrás tener la opción de la libertad provisional bajo caución.

  • Mantén el equilibrio en tu actuar. No se trata de ignorar la situación o pretender que nada ha pasado; sin embargo, tampoco resultará productivo que te vayas al otro extremo y te estreses al grado de tomar decisiones de las que posteriormente te puedas llegar a arrepentir.
  • Ten presente en todo momento el expediente médico. Ésta es la prueba por excelencia de tu actividad profesional, aquí se puede observar perfectamente todo lo que se hizo y lo que no se hizo. Por ello resulta prioritario dejar claramente asentadas las circunstancias específicas en que el paciente fue atendido, siempre cuidando que el expediente del paciente cumpla con los lineamientos establecidos en la Norma Oficial Mexicana 004.

2) Explica lo sucedido a los familiares, con un lenguaje asequible

Sé lo más claro, realista y concreto posible en cuanto a lo sucedido, así como a las posibles causas de la complicación y, en caso de ser necesario, explica las opciones de tratamiento y posibilidades reales de mejoría.

Una vez hecho lo anterior, permite a los familiares exponer sus dudas e incluso sus inconformidades y reclamos, contestándolas dentro de lo posible y dejando constancia de ello en el expediente clínico.

Lo ideal siempre será tratar de mantener la relación médico-paciente (dentro de lo posible). Muestra seguridad en tus actos y decisiones; también será muy importante que aprecien tu disposición a escucharlos y apoyarles dentro de tus posibilidades médicas.

Todo lo anterior no implica de ninguna manera que reconozcas ante el paciente o sus familiares el haber cometido un error, menos aún que te comprometas a realizar cualquier tipo de conducta que haga pensar que pretendes reparar algún daño, pues el actuar de dicha manera (aunque sea de buena fe) puede generar en ciertos casos una idea distorsionada de lo que realmente ocurrió, así como de las expectativas de aquello que se puede lograr en caso de llevar el caso ante alguna autoridad.

Por lo tanto es sumamente importante que te abstengas de emitir comentarios que conlleven el reconocimiento de alguna culpa, el aceptar cualquier tipo de responsabilidad o el comprometerte a realizar o pagar alguna cantidad creyendo que con ello se puede evitar un reclamo legal.

Otro conducta que debes cuidar, es el de tomar una actitud amenazante o de confianza excesiva frente a algún reclamo legal, pues aún contando con la asesoría del mejor abogado o el respaldo económico de la mejor aseguradora, el simple hecho de amenazar a un paciente puede tener efectos contraproducentes, ya que en vez de atemorizarlos les harás buscar la asesoría de un buen abogado experto que les ayude a sacarle jugo a ese seguro que te respalda, “¿por cuánto dices que te cubre?”

Finalmente (aunque no por ello menos importante), nunca enfrentes situaciones que desconozcas. Piensa en esta frase en todo momento, pues si los reclamos llegasen a hacerse por medio de un abogado o con términos legales que desconoces, lo más sensato siempre será evitar dicha situación mencionando que un diálogo en términos jurídicos se sale de tu área de especialidad y que por tanto necesitas estar en igualdad de condiciones, para lo cual debes contar con la asesoría del abogado especialista de tu confianza. Mas aún cuando el que te requiera sea alguna autoridad.

Siguiendo los anteriores consejos, no puedo garantizar que evites que el caso sea llevado ante las autoridades, pero lo que sí te puedo garantizar es que llevándolos a la práctica será menos complicado enfrentarlo.

Cualquier duda pueden hacérmela llegar a mi cuenta de Twitter (@NormanGAM) o en mi sitio web.

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