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Radiación nuclear en Fukushima sigue siendo motivo de alerta

La radiación nuclear de la central de Fukushima en Japón es motivo de alerta, ya que ni robots ni hombres pueden acceder a sus barras de combustible.
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La central nuclear de Fukushima en Japón sigue siendo motivo de alerta tras darse a conocer que el robot operado por técnicos de la Tokyo Electric Power Company (TEPCO) que había accedido el pasado jueves al interior de la vasija de contención del reactor (luego de un intento fallido para analizar el estado de las instalaciones) tuvo que ser retirado debido a los altísimos niveles de radiación estimados en torno a los 650 sieverts por hora.

Los reactores 1, 2 y 3 presentaron fusiones parciales de sus núcleos a causa del terremoto y tsunami de marzo de 2011, sin embargo, se hace necesario conocer el estado exacto de las barras de combustible radiactivo a fin de retirarlas y efectuar el desmantelamiento de las instalaciones, el cual requerirá trabajo de entre tres y cuatro décadas.

Un sievert (equivale a mil milisieverts; mSv) al día puede dañar gravemente la salud humana; al respecto, TEPCO reconoció que el nivel detectado es muy alto debido a que se ha hecho la medición por vez primera muy cerca del núcleo del reactor, de modo que en ese punto del interior de las instalaciones resulta imposible el acceso de operarios humanos.

¿Qué impacto tienen los sieverts en la salud humana?

Un estudio del Consejo de Energía Atómica de Taiwán, la Asociación Nuclear Mundial, y del departamento de Transportes y la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos explicó los alcances de la exposición a radiación nuclear sobre el tejido humano:

  • 50 a 100 mSv: altera la química sanguínea.
  • 500 mSv: se presentan náuseas y vómitos.
  • 700 a 1000 mSv: hay pérdida de cabello en tan solo dos semanas; existen hemorragias y diarreas.
  • Más de 4000 mSv: sin tratamiento, la muerte no tarda más de dos meses.
  • 10 mil a 20 mil mSv: se destruye la mucosa intestinal, hay hemorragias internas, daños al sistema nervioso central, pérdida de conciencia y muerte en periodo menor a dos semanas.

En 2011, al referirse a los productos alimentarios, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) descartó que el accidente de Fukushima pudiera afectar gravemente la salud de los japoneses, ya que las repercusiones medioambientales no fueron tan serias como las de Chernóbil (Ucrania, 1986), no obstante, la Unión Europea comenzó a ejercer mayor control sobre estos productos procedentes de Japón, pues uno de los mayores peligros es que las partículas radioactivas vertidas en el agua afecten a la cadena alimenticia y actividad pesquera.

Pese a los señalamientos hechos en su momento por Naciones Unidas, un equipo de investigadores mostró que hubo mayor tasa de mutación derivada del consumo de alimentos contaminados entre las mariposas del país nipón, a las que se sumaron aquellas heredadas por sus padres, incluso cuando estas no habían sido tan evidentes en la anterior generación.

Por ello, sólo resta observar las posibles consecuencias de esta amenaza medioambiental en la salud de la población humana, las cuales podrían presentarse en otras generaciones, asimismo, hay que esperar a que no ocurran más trágicos accidentes, ya que en Japón, según gráfica de Statista con información de la Asociación Nuclear Mundial, hasta 2015 había 43 reactores nucleares operables (lo que significa que están conectados a la red eléctrica), si bien el número es muy superior en Estados Unidos y Francia, con 99 y 58, respectivamente, mientras que en México hay apenas 2.

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Imagen: Bigstock

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