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Radiografía de las fracturas, algo más que una imagen

Radiografía de las fracturas, algo más que una imagen

Hacer una correcta toma de imágenes radiográficas y una posterior interpretación en fracturas óseas por parte de los médicos, se realiza de forma idónea cuando este personal médico cuenta con los conocimientos básicos sobre los fundamentos del manejo de los equipos radiológicos, las exposiciones y proyecciones de estos, de tal forma que permiten al médico tener diagnósticos claros y precisos de las afecciones que cursan en el paciente.  Lo importante en el informe radiológico es no mencionar únicamente la fractura. Es necesario estar familiarizado con los principios de los traumatismos óseos y emitir informes concisos, para poder hacerlo, es fundamental conocer la fisiopatología de los traumatismos óseos y ligamentosos que son los que detallan la extensión completa de cada lesión.

la configuración de una fractura representa la imagen visible de la fuerza que la ha hecho posible. La magnitud y dirección de dicha fuerza condicionan la localización de la línea de fractura y los desplazamientos óseos en cada lesión. La naturaleza de ésta, se ve además muy condicionada por la edad de los pacientes. Según la época de la vida, cambia la estructura anatómica más débil, donde tiene lugar la mayor parte de las laceraciones. Las características de los huesos de los niños favorecen lesiones como la fractura en tallo verde y las epifisiólisis, por ser la línea de crecimiento es el punto más débil. En el adulto joven son las estructuras ligamentosas y, en el anciano, el hueso desmineralizado1.

Las alteraciones óseas en los estudios radiológicos se identifican de múltiples formas. La técnica de imagen inicial de elección para la valoración de la patología ósea es la radiografía simple, que permite detectar la mayoría de lesiones y establecer un diagnóstico diferencial bastante preciso.  La resonancia magnética (RM) se emplea para caracterizar la lesión detectada mediante la radiología, determinar su extensión y la afectación de partes blandas, y dar información útil al traumatólogo de cara a la cirugía. La tomografía computarizada (TC) se reserva para los casos en los que se quiere estudiar la existencia de afectación cortical, reacción perióstica o guiar una biopsia percutánea.

Cuando se explora radiológicamente una estructura ósea es obligatorio obtener dos proyecciones ortogonales, esto es, perpendiculares entre sí, para no pasar por alto patología que puede quedar oculta con un solo plano. Debe estar centrada y bien colimada en la zona de interés, por lo que es fundamental aportar en los datos clínicos la mayor cantidad de información posible.

La radiografía debe estar correctamente realizada desde un punto de vista técnico, de calidad de imagen suficiente para hacer un diagnóstico con la menor dosis de radiación posible y seguir el principio ALARA.

Para la interpretación de una lesión ósea identificada en una radiografía es imprescindible tener en cuenta: la edad del paciente, la localización y características de la lesión en la imagen. Otros datos que pueden orientar en el diagnóstico son la existencia de dolor, fiebre, antecedente neoplásico, analítica compatible con un proceso infeccioso, etc.

Cuando la causa del dolor no puede ser establecida por la historia clínica, la exploración física y la analítica, es preciso hacer un estudio de imagen de la zona afectada, inicialmente una radiografía simple. Tanto la patología maligna (osteosarcoma y sarcoma de Ewing) como benigna (osteomielitis, histiocitosis de células de Langerhans) pueden debutar como dolor óseo.

La funcionalidad de las radiografías, además de valorar las líneas de fractura, buscan signos indirectos que, de forma más o menos específica, indican alguna lesión subyacente.

REFERENCIAS BIBLIOGAFICAS

  1. Gil y S. Rico Gala AA. Radiología de las fracturas: algo más que un trazo. ELSEVIER DOYMA RADIOLOGÍA. el 14 de febrero de 2013; 55(3): 215–24.
  2. Albi Rodríguez G. Valoración radiológica de imágenes líticas óseas. SEPEAP PEDIATRÍA INTEGRAL [Internet]. septiembre de 2012; XVI (7): 565–73. Disponible en: https://www.pediatriaintegral.es/numeros-anteriores/publicacion-2012-09/valoracion-radiologica-de-imagenes-liticas-oseas/

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