Si eres un médico al que le gusta la perfección y trabajar con altas expectativas de efectividad, entonces te encuentras con altas posibilidades de padecer síndrome de burnout.
Y es que si hay algo que caracteriza a algunos médicos, es que son los primeros en no cuidar su propia salud. Por eso, a continuación te presentamos la siguiente lista para que sepas si “te estás quemando en el trabajo”.
Decir que nunca te va a pasar
Como quizá sepas, este síndrome se produce por una respuesta prolongada al estrés, lo que puede afectar tu rendimiento y producción profesional. Curiosamente, el síndrome de burnout afecta a una gran población de profesionales de la salud debido a la gran responsabilidad de ofrecer resultados a jefes directos y a los propios pacientes.
Otros factores que posibilitan su aparición son: burocracia, horarios fisiológicos poco saludables, falta de comunicación, ausencia de relaciones sociales, políticas rígidas, etc. Si reúnes estas características, posiblemente tendrás altas posibilidades de padecer dicho síndrome.
Identificación de las 4 fases
De acuerdo al esquema de Edelwich y Brodsky, el síndrome de burnout atraviesa por cuatro etapas:
Entusiasmo
Puede ocurrir cuando el médico recién ingresa al mundo laboral o cuando entras a un trabajo nuevo. En esta etapa puedes encontrarte alegre, con ilusiones y con expectativas irreales sobre algo que no conoces perfectamente.
Estancamiento
Es cuando las actividades del trabajo dejan de ser primordiales para enfocarte en actividades personales, es decir, empiezas a valorar otros aspectos del trabajo como por ejemplo los horarios, las compensaciones o las vacaciones).
Frustración
Cuando llegas a esta fase, empiezas a cuestionar el sentido de ayudar a otras personas o si es necesario desgastarse ante las normas burocráticas. En pocas palabras, te encuentras ante un desencanto profesional y los problemas emocionales y fisiológicos empiezan a ser notorios.
Apatía
Aparece como una reacción ante la frustración. Te encuentras poco motivado para seguir trabajando y puedes rechazar todo aquello que represente cambios o innovación. En casos extremos esto podría afectar tu relación con los pacientes mostrándote frío, distante, distraído y enojado, lo cual puede causar que te sientas decepcionado, ansioso, estresado y frustrado.
Cómo evitar “quemaduras de tercer grado”
Estos son algunos tips que pueden ayudarte a revertir o para mantener a raya el síndrome de burnout:
- Invierte tu tiempo libre en pasatiempos que enriquezcan tu vida extralaboral. Emplea técnicas para afrontar el estrés mediante técnicas de autocontrol que beneficien tus relaciones sociales y tu autoestima.
- Acude a cursos de capacitación, congresos médicos u otras actividades que te ayuden a elevar tu capacidad profesional.
Si piensas que el síndrome de burnout te ha afectado, lo más recomendable es que recibas ayuda profesional lo antes posible para que no evolucione el trastorno y que sigas las anteriores recomendaciones.