Apenas han pasado 10 meses desde que comenzó a expandir el llamado “virus chino” por todo el mundo. Y es que el Covid-19 ha sido uno de los virus más letales de este siglo. En medio del caos, los esfuerzos por mitigar la proliferación en el mundo muchos países y organizaciones han hecho hasta lo imposible para darle fin.
Y es que la pandemia no solo es un problema de salud pública, sino que se ha convertido en un dilema social y económico que nos ha afectado a todos por igual. Por estas y otras razones es que miles de científicos se han unido haciendo importantes avances. Entre los que se destacan:
1. Secuenciación del virus
Si la secuenciación del genoma del virus se lleva a cabo rápidamente y a gran escala, puede ayudar a los epidemiólogos y a las autoridades de salud pública a comprender cómo se está propagando el virus y a evaluar la eficacia de las medidas preventivas.
De acuerdo a un artículo publicado por la revista Nature, desde Marzo, y hasta el momento, equipos de investigación de varios países han identificado más 12.000 mutaciones diferentes para el SARS-CoV-2
También se ha tratado de esclarecer si nuevas variantes están asociadas con patrones particulares de síntomas o la gravedad de la enfermedad.
A más largo plazo, es probable que el seguimiento de nuevas variantes sea extremadamente importante para garantizar que las vacunas. Cuando se desarrollen, puedan mantenerse “actualizadas” con las cepas de virus que circulan actualmente.
2. Vacuna histórica
No cabe duda que si hubiese existido el Coronavirus hace unas décadas atrás, la tragedia sería aún peor. La razón es simple, hace tan solo unas décadas no se contaba con la tecnología y la información que tenemos ahora.
El desarrollo de la vacuna contra el COVID-19 ha sido una carrera de velocidad. Equipos de todo el mundo se han avocado a estudiar el virus y desarrollar una vacuna en tiempo récord.
A pesar de que ninguna de las vacunas posibles está 100% probada, solo han pasado 8 meses desde el inicio de la pandemia. Tener una vacuna tan compleja en menos de 1 año es un hito histórico para la medicina.
La OMS, ha dado un tiempo estimado del año en que toda la población mundial pudiese tener inmunidad. Se estima que para el 2022, la inmunización habrá llegado a la mayoría de la población mundial. Aunque parezca muy lejos, esto sería un logro sorprendente.
3. Diagnóstico inmediato del COVID-19
La necesidad de hacer un seguimiento más eficaz a la cadena de contagios, ha impulsado el desarrollo de mecanismos de diagnóstico para COVID-19 cada vez más inmediatos.
Durante los primeros meses, los resultados solían tardar días y las pruebas costaban mucho dinero por persona. Esto retrasó las campañas despistaje y aceleró el proceso de contagio.
Hoy en día existen decenas de pruebas que son capaces de detectar el virus en pocos minutos.
4. Plasma convaleciente para COVID-19
Las personas que se han recuperado del COVID-19 desarrollan defensas naturales en la sangre (anticuerpos). Los anticuerpos se encuentran en una parte de la sangre. El plasma donada de pacientes recuperados, que contiene anticuerpos COVID-19, puede usarse para hacer dos preparaciones.
El plasma de convalecencia y la inmunoglobulina hiperinmune se han utilizado con éxito para tratar otros virus respiratorios. Estos tratamientos (administrados por goteo o inyección) generalmente son bien tolerados, pero pueden ocurrir efectos no deseados similares a los de una transfusión de plasma estándar.
Aún no se sabe si el plasma de las personas que se han recuperado es un tratamiento eficaz para las personas hospitalizadas con COVID-19 y si el plasma convaleciente afecta la cantidad de efectos no deseados graves.
Estos hallazgos podrían estar relacionados con la progresión natural de la enfermedad, otros tratamientos o con el plasma convaleciente. Por ahora todo depende del resultado de los ensayos clínicos.
