Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer, una enfermedad que sacude a naciones de todo el mundo. Más de 1 millón 300 mil personas padecen esta enfermedad en México, una cifra que representa entre el 60 y el 70 por ciento de los diagnósticos de demencia.
Sobre todo, afecta con mayor frecuencia a las personas mayores de 65 años y es una enfermedad que se debe a cambios en el cerebro, debido a la presencia de la proteína llamada beta amiloide, acumulada de forma frecuente en el lóbulo temporal. Esta toxina provoca inflamación y muerte progresiva de las neuronas.
Algunas de las señales de Alzheimer más evidentes
Entre las características más comunes que se presentan en las personas con Alzheimer se pueden destacar las siguientes:
- Olvidos de eventos recientes.
- Alteraciones del pensamiento abstracto.
- Problemas de lenguaje.
- Desorientación.
- Pérdida de habilidades previamente adquiridas como manejar y llevar sus cuentas.
- Olvido de lugares habituales, nombre de personas y vestirse por sí mismas.
- Se pueden presentar dificultades al tragar, caminar, hablar e incontinencia fecal y urinaria.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) calculan una cifra aproximada de 60 millones de personas que viven con Alzheimer a nivel mundial, de las cuales el 8,1% son mujeres y el 5,4%, hombres mayores de 65 años.
Un paciente de este tipo no avanza sin el apoyo de otra persona
Para poder atender adecuadamente a la persona con Alzheimer, es necesario el diagnóstico temprano y el tratamiento integral de alta especialidad. Este se basa en medicamentos que estimulan y ayudan a prolongar la vida de las neuronas de la memoria para mejorar su calidad de vida.
La atención adecuada de las personas con este padecimiento también requiere de la participación activa de quienes las cuidan y su familias. Esto es debido a que no hay forma de que un paciente con Alzheimer avance sin el apoyo de otra persona.
En la Clínica de Envejecimiento Cognitivo y Demencias del INNN, una de las prioridades de la atención es enfocarse en escuchar los problemas particulares a los que se enfrentan las personas cuidadoras y ayudarles con estrategias que faciliten el cuidado de quien vive con la enfermedad de Alzheimer.