Anualmente en Reino Unido alrededor de 80 galenos son suspendidos o borrados del registro médico por quejas presentadas en su contra. En este contexto, investigadores del Imperial College of London publicaron en BMJ Open los efectos que tales quejas tienen en el ánimo de los facultativos.
Para realizar este trabajo encuestaron a más de 7 mil médicos que recibieron o están en proceso de recibir una queja en Gran Bretaña, las cuales, en su mayoría, fueron manejadas internamente por las clínicas y hospitales pero, en algunos casos, fueron presentadas directamente ante el Consejo Médico General del Reino Unido, organismo con capacidad para regularlos, limitarlos y suspenderlos.
A través del estudio se observó que entre 2007 y 2012 las quejas de pacientes se duplicaron. Al respecto, Tom Bourne, autor principal de este trabajo, explicó que si bien las personas tienen derecho a manifestar sus inconformidades, éstas deben ser correctamente investigadas.
De acuerdo con los autores del análisis, el proceso de quejas de los nosocomios tendría que ser más trasparente y ayudar a los galenos a recibir apoyo emocional cuando estén involucrados.
Según los primeros resultados de esta investigación publicados en 2015, los médicos que reciben quejas y denuncias en su contra tienen altos niveles de ansiedad, depresión y pensamientos suicidas.
En el trabajo realizado recientemente, los facultativos reconocieron que la parte más estresante de las quejas es la forma en que se procesan, pues sienten que se inclinan a favor del paciente.
Alrededor del 25 por ciento de los médicos cuestionados indicó que había modificado su comportamiento profesional después de la queja y 10 por ciento consideró cambiar de carrera.
A fin de evitar posibles complicaciones, algunos de los encuestados reconocieron haber cambiado el tipo de medicación que entregaban.
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