La salud sexual y reproductiva es un derecho fundamental de todas las personas, incluidos los adolescentes. Sin embargo, en México, el acceso real a servicios de salud sexual y reproductiva para este grupo sigue siendo limitado y desigual, especialmente en zonas rurales, indígenas y de bajos recursos.
Una necesidad urgente
De acuerdo con datos del INEGI y la Secretaría de Salud, México ocupa uno de los primeros lugares en embarazo adolescente entre los países de la OCDE, lo que refleja una problemática compleja: falta de educación sexual integral, acceso limitado a anticonceptivos, estigmatización y barreras culturales o familiares para hablar del tema.
Muchos adolescentes no acuden a los centros de salud por miedo al juicio, desconocimiento o porque no se sienten escuchados ni respetados por el personal médico. Las adolescentes, en particular, enfrentan obstáculos adicionales cuando se trata de solicitar anticonceptivos o información sobre métodos de planificación familiar.
Educación y prevención en salud sexual: la base del cambio
La educación sexual en México, aunque obligatoria en los programas escolares, muchas veces es superficial, incompleta o se evita en ciertas regiones por presión social o religiosa. Para que los adolescentes puedan ejercer sus derechos, es necesario que reciban información clara, científica y libre de prejuicios desde una edad temprana.
Además, la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) y el uso correcto del condón son aspectos esenciales que deben tratarse con naturalidad, tanto en las escuelas como en los hogares.
Servicios que existen (y que deben fortalecerse) en salud sexual y reproductiva
En México, existen servicios de salud dirigidos a adolescentes, como las UNEMES (Unidades de Especialidades Médicas en Salud Sexual y Reproductiva) y los módulos de atención amigable para jóvenes en centros de salud. Estos espacios buscan ofrecer atención gratuita, confidencial y sin discriminación.
Sin embargo, no siempre están disponibles en todas las regiones ni cuentan con personal capacitado en enfoque de género y adolescencia. Es fundamental capacitar a los profesionales de la salud y asegurar que el trato sea respetuoso, empático y libre de estigmas.
Garantizar el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva para adolescentes en México no es solo una cuestión de salud pública, sino de derechos humanos. Invertir en educación, atención adecuada y espacios seguros es clave para construir un futuro más informado, libre y saludable para las juventudes mexicanas.