El cáncer cervicouterino sigue siendo una de las principales causas de muerte por cáncer entre las mujeres mexicanas, especialmente en regiones con acceso limitado a servicios de salud. Sin embargo, en los últimos años, México ha dado pasos importantes para enfrentar esta enfermedad desde la prevención y la detección oportuna.
Una de las estrategias más eficaces para prevenir el cáncer cervicouterino es la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), responsable de cerca del 99% de los casos. En México, la vacuna contra el VPH se introdujo en el esquema nacional de vacunación en 2008, dirigida inicialmente a niñas de 9 a 11 años. Aunque su implementación ha enfrentado desafíos logísticos y sociales, sigue siendo una herramienta crucial para reducir la incidencia a largo plazo.
Se ha ampliado la cobertura de vacunación contra el cáncer cérvicouterino
Recientemente, el país ha reforzado los esfuerzos para ampliar la cobertura de vacunación, incluyendo campañas escolares, jornadas comunitarias y la inclusión de adolescentes no escolarizados. Además, se está evaluando la viabilidad de aplicar una sola dosis de la vacuna, una estrategia que ha demostrado ser efectiva en otros países y que podría aumentar la aceptación y facilitar la logística en zonas rurales.
Por otro lado, la detección temprana es vital para aumentar las tasas de curación. El Papanicolaou (PAP) ha sido el método tradicional, pero en los últimos años se ha empezado a implementar la prueba de detección de VPH de alto riesgo, que es más sensible y puede realizarse incluso con una muestra auto-tomada, facilitando su aplicación en comunidades de difícil acceso.
Muchas mujeres no tienen acceso a revisiones
Aunque el cáncer cervicouterino aún representa un problema de salud pública en México, los avances en vacunación y detección temprana abren una vía esperanzadora para reducir su impacto. Con educación, acceso y continuidad en las políticas de prevención, es posible avanzar hacia una generación libre de esta enfermedad prevenible.
El reto sigue siendo grande, especialmente en términos de cobertura y seguimiento. Muchas mujeres no tienen acceso regular a revisiones ginecológicas, o desconocen la importancia de realizarse pruebas periódicas. Por ello, las campañas de concienciación, junto con el fortalecimiento de los servicios de salud comunitarios, son fundamentales.