La llegada de las vacaciones de verano es el pretexto ideal para que millones de personas acudan a sitios paradisíacos como la playa. En términos generales es una época cargada de felicidad y relajación; sin embargo, también puede traer consigo momentos difíciles, especialmente en relación con la imagen corporal.
El verano implica una mayor exposición del cuerpo: ropa más ligera, trajes de baño, fotos en redes sociales y eso, lejos de ser algo neutro, puede generar incomodidad o malestar en muchas personas.
Con esto en mente, la psicóloga Cristina Abad Ferreiro, quien es graduada de la Universidad de Sevilla y forma parte del Instituto Psicológico Cláritas, compartió su punto de vista acerca de este tema.
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Antes que nada, ¿qué es la imagen corporal?
La imagen corporal es la representación mental y emocional que una persona tiene sobre su propio cuerpo. No se trata solo de cómo te ves físicamente, sino también de cómo te sientes con respecto a tu cuerpo y de cómo crees que los demás lo perciben. Además incluye varios componentes.
- Perceptivo: cómo percibes tu cuerpo (tamaño, forma, proporciones).
- Cognitivo: qué pensamientos tienes sobre tu cuerpo.
- Emocional: qué emociones te genera (orgullo, rechazo, vergüenza, aceptación).
- Conductual: cómo actúas en función de cómo te sientes con él (evitas fotos, usas cierto tipo de ropa, te expones o te escondes).
La imagen corporal no siempre coincide con la realidad objetiva. Puedes tener un cuerpo saludable o normativo y, aun así, sentir que no es suficiente. Esta distorsión suele estar influida por experiencias personales, mensajes sociales, educación, cultura, traumas o comentarios recibidos a lo largo de la vida.
¿Qué podemos hacer en verano para no sufrir tanto a causa de esto?
- Vigila tu autodiálogo. Cómo te hablas a ti misma es más importante de lo que crees. Intenta reducir los comentarios negativos hacia tu cuerpo y observa si te tratas con la misma dureza con la que nunca tratarías a alguien a quien quieres.
- Practica la autoaceptación. No se trata de amar cada parte de tu cuerpo, sino de aceptar lo que hay sin que eso limite tu vida. Puedes pensar: “Tengo las piernas anchas, pero me permiten hacer rutas por la montaña y pasear por la playa.”
- Selecciona bien lo que consumes en redes sociales. Deja de seguir cuentas que promuevan cuerpos irreales, dietas extremas o mensajes basados en la culpa y la exigencia. Llena tu feed de diversidad corporal, autocuidado y mensajes de respeto.
- Mantén tus hábitos y rutinas sin caer en extremos. No tienes que compensar por un día de comida fuera ni castigar a tu cuerpo por descansar. El equilibrio es más sostenible que el control rígido o el autojuicio constante.
- Busca apoyo si lo necesitas. Si sientes que tu relación con el cuerpo interfiere con tu día a día, genera ansiedad o condiciona tus decisiones, puedes apoyarte en la terapia. A veces trabajar la autoestima no significa quererte más, sino dejar de hacerte daño.
Tu cuerpo no necesita cambiar para que puedas disfrutar del verano. No dejes que no tener el cuerpo “ideal” te haga perderte momentos divertidos, conversaciones con amigos, atardeceres en la playa, excursiones o viajes.