Uno de los máximos retos en los pediatras y los padres de familia es formar hábitos saludables en los niños. No se trata simplemente de dar órdenes porque el trabajo es mucho más complejo para obtener buenos resultados. Además siempre es mejor prevenir enfermedades que curarlas.
Sumado a lo anterior, durante los primeros años de vida se define gran parte del futuro de un niño. Con esto en mente, la nutrición, junto con el entorno familiar, son parte de los cimientos más sólidos para impulsar su crecimiento y desarrollo de una forma adecuada.
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Lo que se aprende en la infancia se mantiene en la etapa adulta
Tan sólo para tener en cuenta, la Academia Americana de Pediatría (AAP, por sus siglas en inglés) señala que una buena nutrición y crecimiento en los primeros años de un niño garantiza beneficios duraderos. Además los hábitos alimenticios que se desarrollan durante la infancia tienen un alto potencial de mantenerse hasta la edad adulta.
Además la infancia es la etapa de mayor crecimiento y desarrollo en una persona. Lo que se aprende y se practica en estos años se internaliza y se convierte en una base para la vida adulta.
Por lo tanto, adquirir hábitos saludables en los niños como una alimentación balanceada y la actividad física regular establece patrones de comportamiento que reducen significativamente el riesgo de padecer enfermedades crónicas en el futuro, como obesidad, diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.
Consejos para formar hábitos saludables en los niños
A partir de todo lo mencionado, María Fernanda Bores, quien es Health Marketing Manager de Danone México, compartió algunas recomendaciones para formar hábitos saludables en los niños y lo mejor es que todos se pueden aplicar desde casa.
- El ejemplo siempre alimenta. Los niños aprenden observando. Cuando ven a sus padres y cuidadores disfrutar de frutas, verduras, cereales integrales y lácteos saludables, es más probable que ellos también quieran incorporarlos a su dieta. La mesa familiar es un espacio donde se construyen no solo recuerdos, sino también referencias de alimentación.
- Involucrarlos en el proceso. Invitar a los niños a participar en la elección y preparación de sus alimentos es una forma efectiva de despertar su curiosidad y abrirles el apetito por nuevos sabores. Desde elegir frutas en el mercado hasta armar juntos una lonchera colorida, estas pequeñas acciones generan conexión y autonomía.
- Equilibrio, no perfección. Una alimentación saludable no significa eliminar por completo algún alimento o producto considerado no saludable, sino enseñarles a disfrutar con moderación. Es importante mostrarles que la variedad y el balance son aliados para tener energía y sentirse bien.
- Momentos de comida sin distracciones. Comer en familia, sin pantallas y con un ambiente relajado, favorece la conciencia sobre lo que se come y la sensación de saciedad. Además, fortalece el vínculo afectivo, que también es parte de una vida saludable.
- Aliados prácticos para el día a día. En la rutina diaria, contar con opciones nutritivas y prácticas es clave. Productos sin sellos y con el aporte de nutrimentos esenciales como el calcio y vitamina D pueden formar parte de una alimentación equilibrada y convertirse en aliados de mamás y papás que buscan ofrecer opciones saludables en cualquier momento del día.
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Una correcta alimentación también ofrece beneficios en la salud emocional
María Fernanda también menciona que formar hábitos saludables en los niños no sólo impacta en su bienestar físico sino que también genera beneficios a nivel emocional.
Otros puntos que se deben considerar son respetar los horarios de comida, ofrecer una variedad de alimentos, comer juntos y promover la actividad física. Con esto, además de fortalecer el cuerpo también se genera un vínculo familiar.
Al final, las preferencias alimentarias se construyen principalmente en el hogar, donde el ejemplo constante, la diversidad de alimentos y el ambiente alrededor de la mesa influyen directamente en lo que los niños eligen y disfrutan.