Vivimos en un momento histórico: las personas ya no solo alcanzan edades avanzadas, sino que vivirán décadas más allá de la jubilación. McKinsey estima que para mediados de siglo habrá 1.600 millones de personas mayores de 65 años en el mundo, lo que implica un aumento enorme en la proporción de población que depende de cuidados, servicios y recursos especializados.
Pero aquí está el gran reto: no basta con vivir más años, sino vivirlos bien. En promedio, estos años adicionales a menudo vienen acompañados de buena parte de la vida en estados de salud media o mala, con mayores necesidades médicas, dependencia, enfermedades crónicas y limitaciones físicas.
El informe identifica seis cambios fundamentales (“shifts”) que gobiernos, sectores de salud, empresas, comunidades y ciudadanos deben impulsar para que el envejecimiento no sea una carga, sino una oportunidad para disfrutar más años de bienestar físico, mental, social y espiritual.
1. Invertir en la promoción del envejecimiento saludable
Muchas enfermedades relacionadas con la edad pueden prevenirse o retrasarse si actuamos con anticipación: problemas cognitivos, caídas, deterioro visual o auditivo, salud mental. En muchos países, la proporción del presupuesto de salud dedicada a la prevención sigue siendo baja.
2. Mejorar la medición de la salud y disponer de datos más completos
No solo importa cuánto vive la gente, sino cómo vive esos años. McKinsey propone medir la salud en dimensiones que van más allá de la ausencia de enfermedad: bienestar mental, conexión social, espiritualidad, capacidad funcional.
En la industria farmacéutica, esto implica invertir en estudios longitudinales, bases de datos que recojan calidad de vida, adherencia, efectos secundarios, percepciones del paciente. Medir no solo resultados clínicos, sino resultados significativos para quienes viven con enfermedades crónicas.
3. Escalar intervenciones ya demostradas que promueven el envejecimiento saludable
Hay muchas intervenciones con evidencia: actividad física adaptada, dietas saludables, tratamientos preventivos, terapias para enfermedades prevalentes como diabetes, enfermedades cardiovasculares, intervenciones para preservar la función cognitiva. Si se aplican a gran escala, se podría reducir significativamente la carga de años vividos con discapacidad.
4. Acelerar la innovación en el ecosistema del envejecimiento saludable
Innovaciones tecnológicas, digitales, en servicios, dispositivos médicos, terapias genéticas, telemedicina, salud mental, IA aplicada al seguimiento de la salud, entre otros.
Las empresas del sector salud y farmacéutico tienen un rol clave: llevar nuevos productos al mercado, participar en investigación, crear soluciones de monitoreo remoto, mejorar adherencia, dispositivos de apoyo al envejecimiento, etc.
5. Desatar el potencial de todas las industrias para habilitar el envejecimiento saludable
Envejecimiento saludable no es solo tema médico. También involucra vivienda accesible, transporte, infraestructuras amigables con personas mayores, espacios públicos, tecnología, inclusión digital, servicios financieros, empleo adaptado.
6. Empoderar y motivar a los adultos mayores para que vivan a su máximo potencial
Tener propósito, conexiones sociales, sentirse valorados, participar, mantener actividad física, mental, espiritual. Estos factores se asocian fuertemente con la percepción de buena salud.
Envejecimiento saludable no es un ideal lejano, sino una meta alcanzable si adoptamos los seis cambios: prevención, mejor medición, escalar lo que funciona, innovación, colaboración intersectorial, y empoderar al adulto mayor.
Fuente: Dewhurst, M., Linzer, K., Maud, M., & Sandler, C. (2022, 11 de noviembre). Living longer in better health: Six shifts needed for healthy aging. McKinsey Health Institute. https://www.mckinsey.com/mhi/our-insights/living-longer-in-better-health-six-shifts-needed-for-healthy-aging
Alejandro Zayas es MBA por la Universidad Anáhuac con experiencia en el desarrollo e implementación de estrategias de marketing y ventas para la industria farmacéutica.