El día de hoy la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó las nuevas directrices para el manejo de los medicamentos controlados. El objetivo es garantizar un acceso seguro a este tipo de fármacos pero también evitar su manejo inadecuado que pueda conducir a crisis como la que actualmente enfrenta Estados Unidos.
Por su parte, el informe publicado por el máximo organismo sanitario está dirigido a los gobiernos de todos sus países miembro. Además constituye el primer marco global integral diseñado para garantizar el acceso a fármacos controlados para usos médicos y científicos.
¿Qué son los medicamentos controlados?
Los medicamentos controlados son aquellos que contienen sustancias que pueden generar dependencia física o psicológica, abuso o adicción. Debido a estas características, su producción, distribución, venta y uso están sometidos a un estricto control por parte de las autoridades sanitarias y farmacias.
Muchos medicamentos controlados, incluidos los opioides, las benzodiazepinas, los barbitúricos y las anfetaminas, son esenciales para controlar el dolor, realizar cirugías, tratar convulsiones, apoyar los cuidados paliativos y controlar la salud mental y los trastornos por consumo de sustancias; sin embargo, millones de pacientes en todo el mundo aún no pueden acceder a ellos.
De acuerdo con la OMS, hasta el 98% de los pacientes en países de bajos ingresos carecen de acceso a un alivio adecuado del dolor, mientras que en otras regiones, las deficientes medidas de protección han contribuido a las epidemias relacionadas con los opioides como en Estados Unidos.
Nuevas recomendaciones de la OMS para el manejo de medicamentos controlados
- Planificación nacional basada en las necesidades para evitar tanto la escasez como el exceso de oferta. Los gobiernos deben utilizar los mejores datos epidemiológicos y patrones de consumo disponibles para prever la demanda.
- Mecanismos de precios y financiación justos, incluido el uso de genéricos y biosimilares, para mantener los medicamentos asequibles sin comprometer la calidad.
- Prohibir la comercialización engañosa y poco ética de medicamentos controlados, de modo que los intereses comerciales no influyan en su promoción.
- Garantizar que la evidencia científica sólida impulse las decisiones sobre el acceso a medicamentos controlados, equilibrando adecuadamente las consideraciones de seguridad.
- Innovaciones en la cadena de suministro para prevenir el desabastecimiento y el desvío. La OMS insta a utilizar herramientas digitales y tecnologías sencillas para prevenir el desabastecimiento, mejorar la trazabilidad y reducir el desvío de medicamentos de uso médico a uso no médico.
- Reformas legales para proteger los derechos de los pacientes a poseer medicamentos controlados prescritos.
- Formación integral para profesionales de la salud, junto con campañas de educación pública.
- Sistemas de monitorización robustos que equilibran la transparencia con la protección de la privacidad del paciente.
Estas medidas están diseñadas para garantizar que los medicamentos controlados sean accesibles, asequibles y utilizados de manera segura para fines médicos y científicos legítimos, de modo que ningún paciente quede abandonado a su suerte o muera innecesariamente por falta de medicamentos esenciales.
Personas con dolor no pueden acceder a este tipo de fármacos
En todo el mundo, adultos y niños con cáncer avanzado o que viven con VIH/SIDA continúan sufriendo dolor sin morfina. En muchas regiones los pacientes con epilepsia no reciben tratamiento porque los medicamentos anticonvulsivos esenciales están sujetos a regulaciones restrictivas y a la falta de educación y comprensión sobre cómo estos medicamentos pueden usarse clínicamente.
Mientras tanto, en muchos países, la regulación insuficiente de los medicamentos controlados ha provocado la prescripción excesiva y el aumento de la demanda de opioides fuertes, lo que impulsa un aumento de los daños relacionados con la salud, como los trastornos por consumo de sustancias, la drogodependencia y las sobredosis.
La directriz de la OMS proporciona a los gobiernos recomendaciones basadas en evidencia que abarcan siete dominios clave: desarrollo de políticas, fijación de precios y financiación, selección de medicamentos, adquisición y cadena de suministro, regulación, prescripción y dispensación, y educación para los profesionales de la salud y los pacientes.