El cáncer de piel es una de las enfermedades más prevenibles y, al mismo tiempo, una de las más frecuentes entre personas con exposición prolongada al sol. En México, los trabajadores agrícolas se encuentran entre los grupos más vulnerables debido a las largas jornadas laborales bajo radiación ultravioleta (UV), muchas veces sin la protección adecuada ni la información necesaria para reducir riesgos.
La exposición constante a los rayos UV puede provocar desde quemaduras solares y envejecimiento prematuro hasta lesiones precancerosas y cáncer de piel, incluido el melanoma, la forma más agresiva de la enfermedad. Para miles de trabajadores del campo, el peligro aumenta por factores como el clima, la altitud y la falta de sombra en las parcelas.
La prevención es esencial en el cáncer de piel
A pesar de ello, la prevención es totalmente posible si se aplican estrategias accesibles y culturalmente adaptadas. Una de las acciones más efectivas es el uso de ropa protectora, como camisas de manga larga, sombreros de ala ancha y pantalones ligeros. Muchas veces se piensa que estas prendas incrementan el calor, pero los materiales frescos y transpirables pueden reducir tanto la exposición como la temperatura corporal.
Asimismo, el uso de protector solar con un factor de protección adecuado (SPF 30 o más) es fundamental. Sin embargo, en muchas zonas agrícolas existen barreras económicas y falta de costumbre para aplicarlo. Campañas comunitarias, subsidios y la distribución gratuita en centros de salud pueden marcar una gran diferencia.
La educación preventiva también es un pilar clave. Programas impartidos en cooperativas agrícolas o módulos de salud pueden enseñar a los trabajadores a identificar signos de alerta como manchas nuevas, lunares que cambian o lesiones que no cicatrizan. El diagnóstico temprano mejora significativamente las posibilidades de tratamiento y recuperación.
Se debe promover el acceso a revisiones dermatológicas
Otra estrategia importante es la organización de horarios laborales, procurando evitar las horas de mayor radiación solar (de 11:00 a 16:00). Aunque no siempre es posible reorganizar completamente las actividades del campo, pequeñas modificaciones o descansos programados en sombra pueden reducir la exposición acumulada.
Finalmente, el acceso a revisiones dermatológicas periódicas es esencial. La colaboración entre instituciones de salud, organizaciones rurales y gobiernos locales puede facilitar brigadas móviles especializadas que lleguen a zonas alejadas donde rara vez se cuenta con especialistas.
La prevención del cáncer de piel en trabajadores agrícolas mexicanos requiere un esfuerzo conjunto, práctico y realista. Con protección adecuada, educación continua y políticas públicas centradas en la salud laboral, es posible proteger a quienes día a día sostienen la producción agrícola del país.
