Acceso a agua potable y su relación con enfermedades gastrointestinales en hogares mexicanos urbanos y rurales

El acceso a agua potable es un determinante fundamental de la salud pública. En México, aunque la cobertura ha mejorado en las últimas décadas, aún existen diferencias significativas entre zonas urbanas y rurales, lo que impacta directamente en la incidencia de enfermedades gastrointestinales en niños y adultos.

En las zonas urbanas, muchas viviendas cuentan con suministro de agua a través de redes públicas, pero la calidad del agua no siempre es óptima. La contaminación por tuberías viejas, fugas, acumulación de sedimentos o falta de mantenimiento puede introducir microorganismos patógenos, aumentando el riesgo de diarreas, cólicos y otras afecciones digestivas. Asimismo, la dependencia de tinacos y recipientes para almacenar agua puede generar proliferación de bacterias si no se realizan limpiezas periódicas.

En zonas rurales es más limitado el acceso al agua potable

En contraste, en las zonas rurales, el acceso al agua potable es más limitado. Algunos hogares dependen de pozos, ríos o manantiales, que no siempre están tratados. La falta de cloración, filtrado o hervido previo al consumo eleva la exposición a bacterias como E. coli, Salmonella y parásitos intestinales, responsables de la mayoría de enfermedades gastrointestinales en estas comunidades. La ausencia de infraestructura sanitaria y de programas de educación sobre higiene agrava aún más la situación.

Los niños menores de cinco años son especialmente vulnerables. Su sistema inmunológico en desarrollo y su hábito de ingerir agua de manera incidental —por ejemplo, al jugar— aumenta la probabilidad de infecciones gastrointestinales, que pueden derivar en deshidratación severa y problemas de crecimiento y desarrollo.

El acceso seguro al agua no solo previene enfermedades, sino que también mejora la calidad de vida y la productividad de las familias. La educación sobre higiene y manejo seguro del agua, como hervirla, filtrar o almacenar correctamente, resulta crucial, especialmente en zonas rurales y comunidades con acceso limitado. Programas comunitarios que integran infraestructura, capacitación y monitoreo sanitario han demostrado reducir significativamente la incidencia de diarreas y otras afecciones digestivas.

Se debe garantizar en todos los hogares mexicanos

Además, la disponibilidad de agua potable influye indirectamente en la prevención de otras enfermedades y en el fortalecimiento del sistema inmunológico, al reducir la exposición a patógenos y mejorar la nutrición, ya que permite la preparación segura de alimentos.

Garantizar el acceso a agua potable de calidad en hogares mexicanos, tanto urbanos como rurales, es esencial para prevenir enfermedades gastrointestinales y promover la salud pública. Invertir en infraestructura, educación sanitaria y hábitos de higiene es clave para reducir la carga de estas enfermedades y mejorar el bienestar de la población.