Científicos e investigadores del Instituto de Salud de la ciudad de Kansas (KHI, por sus siglas en inglés), en los Estados Unidos, realizaron un trabajo que recopiló la información de 12 estudios relacionados con el consumo de azúcar y sal para identificar cual era la relación, probabilidades y efectos entre estas dos sustancias frente al desarrollo de patologías cardiovasculares. Los resultados fueron reveladores.
Azúcar, mucho peor que la sal
En este orden de ideas y de acuerdo con la información presentada en un artículo publicado por el periódico nacional El Universal, que retomó la investigación publicada por la revista científica Open Heart, 74 gramos de azúcar, lo que representa unas 14 cucharaditas, aumenta en un 30 por ciento las probabilidades de sufrir presión arterial de 140/80 mmHg.
Al respecto, James Dinicolantonio, médico especialista y uno de los principales responsables del estudio explicó que derivado de estudios poblacionales, evidencia científica básica y ensayos clínicos, los azúcares y en especial el monosacarido de fructuosa juegan un papel determinante en el desarrollo de hipertensión arterial.
Así como sucede con la sal, en la que casi nada de lo que ingerimos proviene del salero, la mayor parte del azúcar que comemos no viene de la azucarera. Cada alimento que comemos y en especial los procesados contienen azúcares.
Por otro lado, los especialistas coincidieron en que el excesivo consumo de azúcares no sólo tiene un impacto negativo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. También participan en el origen y progresión de patologías como obesidad, formación de caries y dificultad para controlar la diabetes tipo dos.
Imagen: Bigstock