La depresión perinatal se trata de un padecimiento que con frecuencia —alrededor de un 65 por ciento— no se diagnostica, pero llega a tener graves consecuencias tanto en la madre como en el hijo.
El padecimiento puede ocurrir durante o después del embarazo, a nivel mundial se cree que 15 de cada 100 mujeres se pueden ver afectadas por este tipo de depresión. En México se estiman que un 9 por ciento de las mujeres sufren de depresión durante su gestación y 13 por ciento en el posparto. De esa cantidad, una de cada cuatro muertes se debe a la depresión que padecían las madres.
En estudios anteriores, realizados en Estados Unidos, asocian la depresión puerperal con problemas socioeconómicos, un bajo nivel educativo, falta del apoyo familiar o de pareja. Sin embargo también existen casos en los que las madres gestantes son personas con estudios, formadas, apoyadas por sus parejas, familia y amigos, una diferencias radical que lleva a la pregunta: ¿a qué se debe esta depresión?
Las madres gestantes no se sienten preparadas, presentan miedo e inseguridad hacia lo que pueden enfrentarse en esta etapa de su vida, y la condición empeora cuando socioculturalmente el embarazo deber entenderse como algo maravilloso. En realidad “no existe un interés por los aspectos psicológicos y sí por los aspectos médicos. En este sentidos la visión de la salud es muy biológica, por falta de recursos”, analiza la psicóloga española María de la Fe Rodríguez-Muñoz.
Pero ellas no son las únicas afectadas, también sus parejas, sus familiares y los niños que al nacer son muy sensibles al estado emocional de la madre. Investigadores señalan que los hijos de madres con depresión puerperal son menos reactivos “evitan la mirada y presentan un menor número de destrezas durante el tiempo en el que está interactuando con sus madres” de acuerdo con un artículo publicado en la revista científica Clínica y Salud, en el que además se explica por qué estos niños tienen mal rendimiento escolar y dificultades sociales a largo plazo.
Generalmente las afectadas presentan algunos signos como son: dejar de comer, sentir tristeza profunda, doble culpabilidad porque deberían estar felices pero al no estarlo sienten más angustia y ansiedad. Identificarlos a tiempo permite que las pacientes reciban un tratamiento adecuado.
Psicólogos y especialistas españoles han demostrado que terapias cognitivoconductuales antes de la llegada de un cuadro depresivo durante el embarazo puede dar resultados positivos tanto en las madres como en sus hijos.
