Cualquier persona esperaría que la salud de los médicos sea mucho mejor que la del resto de la población; sin embargo, contrario a lo que se cree, la salud de éstos es tan vulnerable como la de cualquier otro individuo e incluso, las tasas de suicidio y las enfermedades mentales en este sector suelen ser bastante más altas.
Un estudio realizado por el Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia, encontró que las personas que mostraban falta de sueño no sólo eran considerados menos atractivos y con peor salud, sino que también resultaban menos deseables para socializar.
Tina Sundelin, líder de la investigación, mencionó que “cuando una persona presenta ojeras, boca pastosa y otros síntomas de que se ha descansado poco, podría pensarse que se encuentra enferma, por lo que inconscientemente las demás personas querrán alejarse lo más que se pueda”.
La especialista señaló que “si alguien se ve poco saludable, la gente tiende a apartarse de esta persona y lo mismo pasa con los médicos que se muestran cansados al momento de atender a sus pacientes”.
Un médico desmotivado aleja a los pacientes
Existe una relación negativa conocida entre la participación en la educación profesional y el burnout. Esto significa que cuanto más estresado sea el médico, menos motivados estará para aprender cosas nuevas, y menos capaz será de cuidar de nosotros.
En muchas otras profesiones, el tiempo en el trabajo reduce el riesgo de agotamiento. Después de un período de ajuste que puede ser estresante, las personas se establecen. En medicina, estar en el trabajo más tiempo realmente aumenta los riesgos. Las largas horas de trabajo, los desequilibrios de la vida laboral, la presión en el lugar de trabajo e incluso los recientes cambios en las oportunidades de empleo ponen en cuestión fundamentalmente el supuesto privilegio de los médicos, explicó la experta.
Varias investigaciones han demostrado algunas razones para evitar la falta de sueño: nos vuelve en personas pesimistas y menos sociables, afecta nuestra empatía hacia los demás, nos convierte en individuos menos comprensivos y se incrementan las posibilidades de tener accidentes o desarrollar algunas enfermedades.
Si queremos que los médicos escuchen, sean empáticos, solucionen problemas complejos e, incluso, ahorren dinero al sistema de salud, necesitamos invertir seriamente en el bienestar del clínico. Los doctores sanos nos entienden mejor, toman buenas decisiones y nos ofrecen la mejor oportunidad de una buena salud.