En los últimos años, México ha experimentado un cambio preocupante en los patrones de consumo de sustancias entre adolescentes y jóvenes. A las drogas tradicionales como el alcohol, el tabaco y la marihuana, se han sumado nuevas sustancias sintéticas de alta peligrosidad, así como adicciones no químicas relacionadas con el uso excesivo de redes sociales, videojuegos y apuestas en línea. Esta realidad exige una mirada más amplia y una educación preventiva actualizada y efectiva.
Nuevas drogas, mayor riesgo
Entre las sustancias emergentes más comunes se encuentran los cannabinoides sintéticos, las metanfetaminas en nuevas presentaciones, el fentanilo y otros opioides potentes. Estas drogas, muchas veces de bajo costo y fácil acceso, presentan riesgos graves de sobredosis, alteraciones neurológicas y dependencia rápida. Además, su consumo suele estar vinculado con contextos de violencia, exclusión o presión social, lo que agrava el panorama.
Adicciones digitales: la otra cara del problema
Si bien no todas las conductas relacionadas con internet son problemáticas, se ha documentado un incremento en casos de uso compulsivo de redes sociales, videojuegos y plataformas de apuestas entre jóvenes. Estas formas de adicción no siempre son reconocidas por padres o docentes, pero pueden generar ansiedad, insomnio, bajo rendimiento académico, aislamiento social y afectación en el desarrollo emocional.
Educación preventiva sobre adicciones: el enfoque debe cambiar
Las campañas tradicionales basadas únicamente en el miedo o en la prohibición han demostrado ser insuficientes. Hoy más que nunca se requiere una educación preventiva que promueva el pensamiento crítico, la toma de decisiones informadas, la regulación emocional y el fortalecimiento de vínculos sociales positivos.
Es fundamental que las estrategias de prevención se construyan desde las escuelas, las familias y las comunidades, con la participación activa de los propios jóvenes. Espacios de diálogo, talleres vivenciales, educación digital y programas de apoyo psicológico deben formar parte del enfoque integral.
Un reto que es de todos
Las adicciones emergentes no distinguen clase social, género ni región. Son el reflejo de una juventud que enfrenta cambios rápidos, presiones constantes y muchas veces, poca contención. Por ello, es urgente actuar con empatía, información y responsabilidad compartida.
Cuidar la salud mental y emocional de los jóvenes mexicanos es una inversión en el presente y el futuro del país. Prevenir las adicciones es más efectivo que enfrentarlas cuando ya han hecho daño.