El cáncer de próstata se mantiene como uno de los más mortales y uno de los principales motivos es el diagnóstico tardío en la mayoría de los casos. Al identificar la enfermedad en etapas avanzadas hay menos probabilidades de curación y aumentan los riesgos y complicaciones.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) el cáncer de próstata es el segundo más común en hombres, tan sólo debajo del de pulmón. Mientras que el Global Cancer Observatory (GLOBOCAN) afirma que en el 2022 hubo 1,467,854 nuevos casos de este tipo de tumor en el planeta.
Barreras que complican el diagnóstico oportuno del cáncer de próstata
El miedo a las revisiones para el diagnóstico médico del cáncer de próstata es un tema complejo que involucra factores psicológicos, culturales y sociales. Aunque es una enfermedad bastante común, muchos hombres evitan las pruebas de detección por prejuicios, lo que puede aumentar las complicaciones.
Miedo al tacto rectal y la percepción de la masculinidad
Este es, quizás, el factor más influyente. El tacto rectal, una de las pruebas clave para el diagnóstico, puede ser percibido como una invasión a la intimidad y se asocia erróneamente con una amenaza a la masculinidad o la orientación sexual.
- Vergüenza e incomodidad: Muchos hombres sienten una profunda vergüenza e incomodidad al tener que exponer una parte íntima de su cuerpo a un profesional de la salud, incluso si es un procedimiento médico necesario.
- Mitos y desinformación: Existen creencias erróneas y mitos culturales, a menudo ligados al machismo, que asocian el tacto rectal con la pérdida de la “hombría” o la virilidad, o incluso con la homosexualidad. Estas ideas infundadas generan un estigma y una resistencia significativa.
- Dolor o molestia: Aunque el tacto rectal es generalmente rápido y no doloroso, la idea de la molestia física puede ser un factor de disuasión.
Temor al diagnóstico de cáncer
El miedo a recibir un diagnóstico de cáncer es una preocupación real y comprensible que puede paralizar a muchos hombres.
- Impacto emocional y psicológico: La posibilidad de tener cáncer genera ansiedad, estrés y miedo a la muerte, a la enfermedad y al impacto en la calidad de vida, incluyendo la función sexual (impotencia o disfunción eréctil) y urinaria.
- Preocupación por el tratamiento: El temor a los efectos secundarios de los tratamientos, como la cirugía o la radioterapia, que pueden incluir incontinencia urinaria o disfunción eréctil, es una barrera importante.
- Ignorancia sobre la curabilidad: Algunos hombres creen erróneamente que el cáncer de próstata no tiene cura, cuando en realidad, si se detecta a tiempo, las tasas de éxito en el tratamiento son muy altas.
Falta de información y educación
La desinformación o la falta de conocimiento sobre la importancia y la simplicidad de las revisiones también contribuyen al miedo.
- Desconocimiento del procedimiento: Muchos hombres no saben en qué consisten exactamente las pruebas (tacto rectal, análisis de PSA) y sus beneficios, lo que alimenta el miedo a lo desconocido.
- Falta de síntomas iniciales: El cáncer de próstata en sus etapas tempranas rara vez presenta síntomas. Esto lleva a muchos hombres a pensar que, si se sienten bien, no necesitan hacerse revisiones.
- Comunicación médico-paciente: A veces, la forma en que los médicos comunican la necesidad de estas pruebas puede influir. Una relación de confianza y una explicación clara pueden ayudar a disipar los temores.
Barreras culturales y sociales
La forma en que la sociedad percibe la salud masculina también juega un papel.
- La cultura del “hombre fuerte”: A menudo, se espera que los hombres sean fuertes, invulnerables y que no se quejen de problemas de salud. Ir al médico para un chequeo preventivo puede ser visto como un signo de debilidad.
- Evitar el tema de la salud: Muchos hombres evitan hablar sobre su salud, especialmente sobre temas relacionados con la sexualidad o el sistema reproductivo, lo que dificulta la búsqueda de atención médica.
A partir de lo anterior, para lograr un diagnóstico oportuno del cáncer de próstata es necesario acabar con todos los mitos y prejuicios. Las revisiones periódicas son un acto de autocuidado y responsabilidad que son la clave para tener mayores probabilidades de curación.
