En reiteradas ocasiones hemos hablado sobre los beneficios de contar con una agenda bien planificada de los pacientes que atenderás a lo largo del día, pues contar con la misma te permitirá planificar tus días de manera más eficiente, evitando los tiempos de espera y disminuyendo los tiempos muertos entre citas. Sin embargo, también vale la pena considerar la otra opción a la cual te puedes enfrentar: que el paciente cancele la cita pactada o que simplemente no llegue.
Como seguramente has podido constatar, lo anterior resulta una situación bastante molesta, pues provoca un desorden en toda tu agenda diaria, además de que resulta injusto que el tiempo que estaba destinado para una persona, bien se pudo ocupar en otro paciente.
Algo importante y que resulta obvio es que cuando un paciente no acude a una cita médica que se había agendado previamente, tú como médico tendrás una pérdida de tiempo y principalmente económica, por lo cual es prudente determinar quién será el encargado de pagar el daño.
Al respecto, por desgracia no existe una legislación al respecto en nuestro país, lo cual afecta en específico cuando se trata de atención a un nuevo paciente o alguien que tiene poco tiempo de frecuentar tu consultorio, pero en el caso de personas que ya lleven más tiempo siendo tus pacientes, una alternativa que cada vez es más empleada en otras naciones es que ambas partes firmen un contrato previo.
Para evitar este tipo de situaciones y protegerte, puedes intentar con un contrato en el que especifiques que por la cancelación de una cita médica o la inasistencia del paciente ellos deberán compensar una parte del importe en su próxima visita. De esta manera estarás protegido ante este tipo de problemas que se presentan en la práctica médica.