Nuestro cuerpo es sabio y suele enviar señales cuando algo no está funcionando correctamente, incluyendo las deficiencias nutricionales. Muchas veces, estos signos son sutiles y se confunden con molestias cotidianas, pero prestarles atención puede ayudarnos a prevenir problemas de salud más serios. Detectarlas a tiempo permite ajustar la dieta o buscar apoyo profesional antes de que la carencia avance.
Más allá de lo evidente —como la pérdida de peso extrema o el cansancio constante— existen síntomas menos conocidos que pueden estar indicando una falta de nutrientes específicos:
1. Uñas quebradizas o con manchas
La fragilidad en las uñas puede indicar una deficiencia de biotina (vitamina B7), hierro o zinc. Las líneas o manchas blancas, por su parte, pueden relacionarse con falta de zinc o calcio.
2. Caída del cabello evidencia deficiencias nutricionales
Aunque puede deberse a múltiples factores, una caída excesiva y prolongada puede ser señal de deficiencia de hierro, vitamina D, proteínas o ácidos grasos esenciales.
3. Grietas en las comisuras de los labios
Esta molestia común puede estar relacionada con la falta de vitaminas del complejo B, especialmente riboflavina (B2) y niacina (B3), o con niveles bajos de hierro.
4. Fatiga persistente y falta de concentración
Más allá del estrés o la falta de sueño, esta combinación puede estar relacionada con deficiencia de vitamina B12, hierro, magnesio o incluso yodo, afectando el metabolismo y la función cerebral.
5. Piel seca, irritada o con descamación, otra evidencia de deficiencias nutricionales
Una piel apagada o con descamación puede indicar una falta de vitaminas A, C y E, así como de ácidos grasos omega-3. También puede señalar deshidratación o un bajo consumo de grasas saludables.
6. Calambres musculares frecuentes
Podrían estar relacionados con la falta de magnesio, potasio o calcio, minerales clave para el buen funcionamiento muscular y nervioso.
7. Antojos poco comunes también evidencian deficiencias nutricionales
Un deseo persistente de hielo, tierra o almidón puede estar vinculado a una deficiencia de hierro (una condición conocida como “pica”).
En definitiva, escuchar al cuerpo es fundamental. Si notas alguno de estos síntomas de forma recurrente, es recomendable consultar a un profesional de la salud o nutrición. Un análisis clínico y una evaluación personalizada son claves para confirmar deficiencias y diseñar un plan nutricional adecuado.
Recuerda: una alimentación variada, equilibrada y consciente es la mejor medicina preventiva. Tu cuerpo habla, solo hay que aprender a escucharlo.