En México, el tabaquismo sigue siendo un problema de salud pública significativo, con un número considerable de fumadores que enfrentan riesgos graves para su salud. Según la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (ENCODAT) 2016-2017, aproximadamente el 17.6% de la población mexicana de 12 a 65 años es fumadora activa, lo que representa alrededor de 14.9 millones de personas. Esta cifra incluye tanto a los fumadores diarios como a los fumadores ocasionales.
El número de fumadores es mayor en hombres que en mujeres
El estudio revela que el hábito de fumar es más prevalente entre los hombres que entre las mujeres. Aproximadamente el 27.1% de los hombres son fumadores, en comparación con el 9.5% de las mujeres. Además, la mayoría de los fumadores comienzan a consumir tabaco durante la adolescencia. De hecho, se ha observado que la edad promedio de inicio es de 14.3 años, lo que subraya la importancia de las estrategias de prevención dirigidas a los jóvenes.
A nivel regional, existen diferencias notables en las tasas de tabaquismo. Los estados del norte y centro del país tienden a tener tasas más altas de fumadores en comparación con los estados del sur. Por ejemplo, la Ciudad de México y los estados de Baja California y Nuevo León registran algunas de las tasas de consumo de tabaco más elevadas.
Las consecuencias del tabaquismo en la salud son severas. Se estima que en México mueren aproximadamente 63,000 personas al año debido a enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, como el cáncer de pulmón, enfermedades cardiovasculares y enfermedades respiratorias crónicas. Esto representa un costo significativo tanto en términos de vidas humanas como de carga económica para el sistema de salud.
El gobierno mexicano ha implementado políticas y programas de control del tabaco
Para abordar este problema, el gobierno mexicano ha implementado diversas políticas y programas de control del tabaco. Estas incluyen leyes estrictas sobre publicidad de productos de tabaco, la implementación de espacios libres de humo en lugares públicos y laborales, y campañas educativas para sensibilizar a la población sobre los peligros del tabaquismo. Además, se han establecido programas de apoyo para aquellos que desean dejar de fumar, ofreciendo acceso a terapias de reemplazo de nicotina y apoyo psicológico.
Aunque el número de fumadores en México sigue siendo alto, los esfuerzos continuos para reducir el consumo de tabaco y aumentar la conciencia sobre sus peligros son cruciales para mejorar la salud pública y reducir las tasas de enfermedades relacionadas con el tabaquismo en el país.