En México, el acceso a la salud no es igual para todos. Aunque la Constitución reconoce la salud como un derecho universal, existen profundas desigualdades entre quienes viven en comunidades urbanas y quienes habitan en zonas rurales o marginadas. Estas brechas se reflejan no solo en la disponibilidad de servicios médicos, sino también en los resultados de salud, la esperanza de vida y la calidad de atención recibida.
Acceso limitado en zonas rurales
Mientras que en las ciudades existe mayor concentración de hospitales, especialistas, laboratorios y tecnología médica, en muchas comunidades rurales el panorama es muy distinto. Los centros de salud suelen estar mal equipados, con personal insuficiente o sin médicos permanentes, lo que obliga a los pacientes a trasladarse grandes distancias para recibir atención especializada.
Además, los tiempos de espera y el costo del transporte dificultan la continuidad de los tratamientos, especialmente para personas con enfermedades crónicas. Esta situación se agrava en poblaciones indígenas, donde las barreras lingüísticas y culturales limitan aún más el acceso efectivo a servicios de salud.
Condiciones sociales y determinantes de salud
La salud no depende únicamente de los servicios médicos, sino también de factores sociales como la educación, el ingreso, la nutrición y el acceso a agua potable. En zonas rurales, muchas familias enfrentan pobreza multidimensional, viviendas sin servicios básicos y baja escolaridad, lo que aumenta la vulnerabilidad ante enfermedades.
Por ejemplo, las tasas de desnutrición infantil, mortalidad materna y enfermedades respiratorias suelen ser más altas en comunidades rurales que en las urbanas. Además, la prevención y el diagnóstico temprano de enfermedades como el cáncer o la diabetes es más difícil fuera de las ciudades, lo que deriva en complicaciones mayores.
Cerrar la brecha entre las zonas rurales y urbanas: un reto urgente
Para reducir estas desigualdades, es necesario fortalecer el primer nivel de atención, capacitar al personal en enfoque intercultural, ampliar el uso de tecnologías móviles para consultas remotas (telemedicina), y asegurar el abasto de medicamentos e insumos. Asimismo, deben impulsarse programas comunitarios de salud preventiva y promover la participación activa de las comunidades.
La equidad en salud es un desafío pendiente en México. Garantizar que todas las personas, sin importar dónde vivan, tengan acceso digno a servicios médicos de calidad, es fundamental para construir un país más justo, saludable y resiliente.