La dermatitis atópica, también conocida como eccema, es la segunda enfermedad de la piel más común en el mundo, tan sólo por debajo del acné. Además el padecimiento no sólo afecta a la salud física porque muchas veces los pacientes desarrollan trastornos mentales por no sentirse felices con su imagen.
Uno de los errores más comunes entre la población es pensar que el cuidado de la piel y las rutinas de skincare son exclusivas de las mujeres. En realidad este tipo de atenciones son necesarias en todas las personas porque nadie está exento de desarrollar padecimientos dermatológicos.
Pero antes, ¿qué es la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es una enfermedad crónica que causa inflamación y picazón en la piel. Se caracteriza por un enrojecimiento, descamación y, en ocasiones, supuración. Es una afección muy común en niños, aunque también puede persistir en la edad adulta.
Sumado a lo anterior, es una enfermedad compleja que no es causada por una sola cosa, sino por una combinación de factores genéticos, inmunológicos y ambientales.
Lista con los síntomas más comunes
- Piel seca y escamosa: Es el síntoma principal y está presente en todos los pacientes.
- Picazón intensa (prurito): Una sensación persistente de picazón que puede ser muy molesta y provocar que el paciente se rasque.
- Erupción cutánea: La piel se enrojece y se inflama. En personas de piel clara, los parches son rojos. En personas de piel más oscura, pueden ser de color violeta, gris o marrón oscuro.
- Lesiones por rascado: El rascado constante puede causar heridas, fisuras y engrosamiento de la piel (liquenificación).
- Piel sensible: La piel reacciona fácilmente a irritantes como jabones, telas y productos químicos.
Relación bidireccional con el estrés
El estrés es uno de los mayores problemas de salud mundial en la actualidad. Además se ha demostrado que tiene una asociación directa con la dermatitis atópica porque puede actuar como detonador de los brotes en hasta el 50% de los casos.
Además la relación es bidireccional porque el estrés puede empeorar la enfermedad y, al mismo tiempo, la propia dermatitis atópica y sus tratamientos también pueden generar cuadros de estrés porque las lesiones físicas causan malestar, estigmatización y una baja autoestima.
¿Existe una cura para la dermatitis atópica?
A raíz de todo lo anterior, en el 2018 se declaró el 14 de septiembre como el Día Mundial de la Dermatitis Atópica. El objetivo es dar visibilidad al padecimiento y además unir a la comunidad global de pacientes, cuidadores, médicos e investigadores.
Además es importante señalar que se trata de una enfermedad crónica, lo que significa que es una afección que no tiene cura.
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Tratamientos médicos disponibles
Una buena noticia es que en la actualidad existen diversos tratamientos y alternativas para controlar los síntomas y reducir la frecuencia e intensidad de los brotes.
- Cuidados diarios de la piel. Estos son el pilar del tratamiento y deben realizarse incluso cuando la piel parece sana. El objetivo es reparar y mantener la barrera cutánea.
- Medicamentos tópicos. Estos se aplican directamente sobre la piel para reducir la inflamación y la picazón durante un brote.
- Medicamentos sistémicos y terapias más avanzadas. Para los casos de dermatitis atópica de moderada a grave que no responden a los tratamientos tópicos.
Finalmente, la indicación más importante es que antes de iniciar con un tratamiento médico se debe consultar a un dermatólogo para contar con un plan personalizado.