Cada 31 de mayo se conmemora el Día Mundial sin Tabaco. Se trata de una fecha muy importante que surgió para generar conciencia entre la población acerca de los peligros de dicha adicción. Además no sólo afecta a los consumidores sino a todo su entorno porque el humo también es responsable de provocar múltiples enfermedades.
En México existen poco más de 15 millones de fumadores activos y de ellos el 25% son personas de entre 18 y 24 años. Lo anterior es bastante preocupante porque el tabaquismo no sólo representa un riesgo para los pulmones y el corazón, sino también para un órgano que muchas veces pasa desapercibido: los ojos.
¿Por qué el tabaco afecta la salud visual?
La relación entre el tabaquismo y la salud de los ojos es altamente perjudicial y se ha demostrado que fumar aumenta significativamente el riesgo de desarrollar varias enfermedades oculares graves que pueden llevar a la pérdida de visión e incluso a la ceguera.
El humo del tabaco contiene miles de sustancias químicas tóxicas que afectan los vasos sanguíneos, la inflamación y el estrés oxidativo en todo el cuerpo, incluyendo los ojos. Estas toxinas dañan directamente las células y tejidos oculares, y también pueden comprometer la capacidad del cuerpo para absorber y utilizar vitaminas y minerales esenciales para la salud ocular.
¿Cuándo surgió el Día Mundial sin Tabaco?
El Día Mundial sin Tabaco se celebra cada año el 31 de mayo por decisión de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Esta fecha fue establecida por los Estados Miembros de la OMS en 1987, a través de la Resolución WHA40.38, como un día para llamar la atención global sobre la epidemia de tabaquismo y las enfermedades y muertes prevenibles que causa. El objetivo es destacar los riesgos para la salud asociados con el consumo de tabaco y abogar por políticas efectivas para reducir su consumo.
Desde 1987, cada año la OMS y sus asociados eligen un tema para el Día Mundial sin Tabaco que resalta un aspecto particular del control del tabaco, sirviendo como un enfoque para las campañas de concienciación y las actividades de promoción a nivel mundial.
En el marco del Día Mundial sin Tabaco, APEC Hospital de la Ceguera hace un llamado a la población para reflexionar sobre los efectos del tabaquismo en la salud visual, una de las consecuencias menos conocidas pero no por ello menos graves.
“El humo del tabaco contiene miles de sustancias tóxicas que ingresan al torrente sanguíneo y se distribuyen por todo el cuerpo, incluyendo los ojos, donde pueden causar daños graves y muchas veces irreversibles”, señala la Dra. Daniela Barba Castelo, médico Adscrito al Segmento Anterior.
Entre los efectos más dañinos del tabaco en la visión se encuentran el aumento del cortisol, conocido como la “hormona del estrés”, y la reducción del flujo sanguíneo ocular, lo que afecta directamente a estructuras como la retina y el nervio óptico, favoreciendo la inflamación y la degeneración de los tejidos oculares.
¿Cuáles son las enfermedades oculares que más se agravan con el tabaquismo?
- Catarata: Fumar aumenta hasta en un 40% el riesgo de desarrollar cataratas, una afección que nubla el cristalino del ojo y suele requerir cirugía a edades más tempranas en quienes fuman.
- Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE): El riesgo de padecer esta enfermedad, que afecta la visión central, puede ser hasta 5 veces mayor en personas fumadoras, lo que incrementa las probabilidades de pérdida severa de la visión.
- Síndrome de ojo seco: El tabaco reduce la producción y calidad de la lágrima, generando irritación ocular, ardor, visión borrosa y sensación de cuerpo extraño.
- Glaucoma y neuropatías ópticas: La disminución del flujo sanguíneo puede causar daño al nervio óptico e incrementar el riesgo de estas condiciones, que pueden avanzar de forma silenciosa hasta causar pérdida visual permanente.
- Además, el tabaquismo agrava enfermedades oculares preexistentes, como la retinopatía diabética en personas con diabetes, o la orbitopatía tiroidea en quienes viven con trastornos de tiroides.
Aunque muchos de estos daños visuales se desarrollan de manera progresiva, existen señales que advierten complicaciones tempranas, como la visión borrosa, mayor sensibilidad a la luz, dificultad para ver de noche, resequedad ocular persistente, cambios en la percepción del color o la aparición de manchas oscuras en la visión central.
También pueden presentarse molestias como dolor ocular o sensación de presión detrás del ojo. Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir al oftalmólogo para una valoración integral.
“Los efectos del tabaco en la vista no se presentan de inmediato, pero con el tiempo pueden ser devastadores. Incluso si ya existe daño ocular, dejar de fumar siempre es beneficioso: cuanto antes se abandone, menor será el deterioro acumulado”, señala la especialista.
Abandonar el tabaco es un proceso complejo que debe ser acompañado por un equipo médico integral. Desde el oftalmólogo, para detectar y tratar posibles daños visuales, hasta el psicólogo, el nutriólogo o el neumólogo, todos cumplen un papel clave para lograr una cesación efectiva y recuperar la salud.