La transición nutricional es un fenómeno global que refleja el cambio en los patrones alimentarios y de actividad física de una población, generalmente como resultado del desarrollo económico, la urbanización y la globalización. En México, este proceso ha tenido un impacto profundo, incluso en comunidades rurales que históricamente se caracterizaban por una dieta basada en productos frescos, locales y mínimamente procesados.
La transición nutricional tiene efectos negativos para la salud
Durante décadas, la alimentación en zonas rurales mexicanas se basó en el consumo de granos como maíz, frijol, arroz, vegetales de temporada y proteínas de origen animal en menor medida. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un cambio drástico en estos patrones. La creciente disponibilidad de alimentos ultraprocesados, altos en azúcares, grasas y sodio, ha sustituido en muchos casos a los alimentos tradicionales.
Este cambio, muchas veces percibido como símbolo de progreso o modernización, ha traído consigo consecuencias negativas para la salud. Cada vez es más común encontrar casos de sobrepeso, obesidad, diabetes tipo 2 e hipertensión entre personas que anteriormente enfrentaban principalmente problemas de desnutrición. Esta coexistencia de carencias nutricionales y enfermedades crónicas se conoce como la “doble carga” de la malnutrición.
Uno de los principales factores detrás de esta transición es la publicidad masiva y la facilidad de acceso a productos procesados a bajo costo. Tiendas pequeñas en comunidades rurales ahora ofrecen refrescos, botanas, galletas y comidas instantáneas más que frutas o vegetales. A esto se suma una disminución de la actividad física, producto del cambio en los modos de trabajo y transporte.
También juega un papel fundamental la educación alimentaria
La educación alimentaria también juega un rol importante. Muchas veces, las comunidades rurales no reciben información clara sobre nutrición, y las decisiones de compra se ven influenciadas por el sabor, la conveniencia y el precio, más que por criterios de salud.
Frente a este escenario, es crucial fortalecer estrategias de salud pública que promuevan el regreso a dietas tradicionales, el rescate de alimentos locales, la implementación de huertos comunitarios y programas escolares de educación nutricional. La participación activa de las propias comunidades en la toma de decisiones alimentarias es clave para construir soluciones sostenibles.
La transición nutricional es un fenómeno complejo, pero no irreversible. Recuperar una alimentación saludable y culturalmente adecuada en las zonas rurales de México es fundamental para preservar la salud de sus habitantes y el equilibrio de sus territorios.