Hasta hace algunos años se creía que el cáncer colorrectal ocurría únicamente en adultos mayores; sin embargo, en la actualidad ya no es así. Por diversos motivos ahora el tumor se puede desarrollar en jóvenes e incluso cerca del 10% de los diagnósticos de este tipo de padecimiento ocurre en menores de 50 años.
¿A qué se debe ese aumento en edades más tempranas? Todavía los especialistas no tienen una respuesta definitiva; sin embargo, factores como el sedentarismo, la obesidad, la falta de actividad física, el tabaquismo y el consumo de moderado a intenso de bebidas alcohólicas podrían tener injerencia.
Sumado a lo anterior, este tipo de tumor se puede relacionar con la elevada ingesta de bebidas azucaradas, carne roja, así como de alimentos procesados, ricos en grasas y bajos en fibra. Cabe destacar que sólo alrededor del 20% de este tipo de casos sucede por causas genéticas.
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¿A qué edad deben empezar los exámenes para la detección del cáncer colorrectal?
Según el Dr. Luis Alberto Suárez, director médico de Oncología para Latinoamérica de Pfizer, otra de las creencias más comunes en torno al cáncer colorrectal es que los exámenes de detección son necesarios, únicamente, en quienes tienen síntomas.
Este pensamiento repercute en que adultos jóvenes no vean necesarios los chequeos de control, convirtiéndose en otro posible factor de incremento en la incidencia de la enfermedad en esta población.
“Lo cierto es que las pruebas de detección de este tipo de cáncer ahora deben iniciarse máximo a partir de los 45 años, salvo en aquellos que tengan factores de riesgo o presenten algún signo de alerta, quienes deberán de realizarlas antes. En Pfizer, estamos convencidos de que para avanzar de manera eficiente en la lucha contra el cáncer, se necesitan más que medicamentos innovadores. Debemos seguir trabajando en generar una mayor conciencia acerca del valor de la prevención y del diagnóstico temprano de esta enfermedad, en beneficio de la salud de los pacientes”, afirmó el doctor Suárez.
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Cáncer colorrectal en México y el resto del mundo
El cáncer colorrectal es el tercer tipo de tumor más frecuente tanto en el mundo como en Latinoamérica y representa alrededor del 10% de todos los casos. De hecho, tan sólo en el 2022 se diagnosticaron más de 1.9 millones de casos y provocó aproximadamente 900 mil decesos a nivel global.
En México, según datos de la Secretaría de Salud (SSA), el cáncer colorrectal ocupa también el tercer lugar en incidencia entre las neoplasias más comunes y representa la primera causa de muerte por tumores malignos en la Ciudad de México, Estado de México y entidades del norte del país. Además cada año se registran alrededor de 15 mil nuevos casos en el país.
Atención a otros factores de riesgo y síntomas
En general, existe el mito de que los antecedentes familiares son el único factor de riesgo para padecer cáncer colorrectal. La realidad es que, además de los factores hereditarios y de los relacionados con estilo de vida, las personas con colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, síndrome de Lynch o historial personal de pólipos en el colon y recto, así como aquellas de origen afroamericano, también son más propensas a desarrollar esta enfermedad.
Para estas poblaciones, se recomienda efectuar las pruebas de detección en edades más tempranas y de forma más frecuente, de acuerdo con la referencia del especialista.
Tanto las personas con factores de riesgo como aquellas que no los tienen deben prestar atención a cualquier cambio en sus hábitos de ir al baño o signos anormales, tal es el caso de diarrea o estreñimiento frecuentes, sangre en las heces, sensación de que el intestino no se vacía del todo, pérdida de peso inexplicable, cansancio, debilidad y molestias en la zona abdominal (gases, calambres o dolor intenso). Ante la menor sospecha, se recomienda acudir al médico tratante.
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Lo valioso de la detección temprana para su tratamiento
La prueba de sangre oculta en heces es uno de los exámenes que puede referir el especialista. Se dice que si su resultado es positivo significa que el paciente tiene cáncer; sin embargo, esa creencia no es del todo correcta, ya que la sangre en materia fecal también puede ser signo de pólipos u otras afecciones.
Los pólipos son pequeños grupos de células que se forman en el interior del colon y pueden llegar a desarrollar un cáncer. Tanto la colonoscopía como la sigmoidoscopía se usan para detectarlos, extirparlos a tiempo (como prevención de la enfermedad) y obtener muestras de tejido en áreas anormales, así como para conocer si el paciente tiene cáncer colorrectal.
¿Y qué sucede ante un diagnóstico positivo de la enfermedad? Actualmente, el manejo del cáncer colorrectal contempla innovaciones en las modalidades de atención, que incluyen desde medicina de precisión hasta el uso de terapias dirigidas, así como técnicas quirúrgicas mínimamente invasivas y la definición de perfiles moleculares. Todo para una atención más integral.
Un ejemplo de ello son las personas con cáncer colorrectal metastásico, quienes se han visto beneficiadas de los perfiles moleculares, ya que ha permitido orientar las decisiones clínicas de acuerdo con las características específicas del tumor y los subgrupos para mejorar su supervivencia.