Si bien el sentido común nos dicta que llevar una vida más saludable es benéfica para nuestra salud, un estudio realizado por la Escuela de Salud pública de la Universidad de Harvard, en Boston, Estados Unidos, lo vuelve a confirmar.
En los resultados publicados en la revista JAMA Oncology, se menciona que las personas de raza blanca que nunca han fumado o que han dejado de fumar, que tienen un consumo moderado de alcohol (un máximo de dos unidades al día para los hombres y de una para las mujeres), que presentan un índice de masa corporal (IMC) superior a 18.5 kg/m2 e inferior a 27.8 kg/m2 y que además realizan ejercicio con intensidad moderada (mínimo 150 minutos semanales) o vigorosa (mínimo 75 minutos por semana), presentan un riesgo entre 20-40% inferior de desarrollar un cáncer y hasta un 50% menos de fallecer a causa de una enfermedad oncológica.
89, 751 mujeres y 46, 399 hombres de raza blanca participaron en el estudio. De estas cantidades, 16, 531 mujeres y 11, 731 hombres fueron seleccionados para ser incluidos en el grupo de estilo de vida saludable, de manera que los investigadores calcularon el índice de riesgo atribuible a la población.
Una vez que se dieron a conocer los resultados, los especialistas mencionaron que “los casos de cáncer se podrían reducir hasta en un 20-40% y se podrían evitar la mitad de la muertes por cáncer si la gente decidiera llevar una vida más saludable”. Añadieron que en teoría, estos patrones saludable podrían ser aplicados a cualquier grupo étnico, pero “al contar con resultados únicamente de la raza blanca, no podríamos generalizar con certeza”, dijo Mingyang Song, líder de la investigación.
“La gente tiene la oportunidad de reducir el desarrollo de cáncer si adoptará estrategias preventivas eficaces”, concluyó Song.