Cuando un paciente acude con un doctor espera mucho más que recibir un diagnóstico y una receta. La atención y simplemente la forma de hablar hacen grandes diferencias. Con esto en mente, la empatía médica es una de las cualidades mejor valoradas aunque dentro de la práctica clínica no es sencilla de aplicar.
Durante la Licenciatura de Medicina hay mucho por aprender pero existen conceptos que no siempre son abordados. Toda la parte de la relación afectiva y la comunicación corporal se suele desarrollar de forma empírica aunque no todos tienen la misma facilidad para relacionarse con los pacientes.
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Pero antes, ¿qué es la empatía médica?
La empatía médica es la capacidad de un profesional de la salud para comprender y compartir los sentimientos, pensamientos y experiencias de sus pacientes, sin confundirlos con los propios, y así lograr una comunicación efectiva.
Aunque se dice fácil en realidad es todo lo contrario porque va más allá de la mera simpatía o preocupación. Implica una conexión profunda y una habilidad completa para ver el mundo desde la perspectiva del otro.
Decálogo para desarrollar la empatía médica
Dicho lo anterior, a continuación te compartimos algunos consejos que te serán de utilidad para mejorar tu relación con los pacientes. Recuerda que no son simplemente número de expedientes sino que a cada uno lo debes ver como personas que tienen dolencias y por eso acudieron contigo a una consulta.
- Utiliza tu lenguaje corporal: Una postura abierta, contacto visual adecuado y gestos que proyectan calma y atención pueden hacer una gran diferencia. Evita cruzar los brazos, mirar el reloj constantemente o estar distraído con el expediente.
- Desarrolla tu escucha activa: Para desarrollar la empatía médica debes prestar atención plena a todo lo que dice el paciente, tanto con palabras como con su lenguaje corporal. Evita interrumpir y hazle sentir que su historia es importante. A menudo, el diagnóstico se esconde en la narrativa del paciente, no solo en los síntomas.
- Comunica con claridad y sencillez: Evita los tecnicismos médicos excesivos. Explica los diagnósticos, tratamientos y procedimientos de una manera que el paciente pueda entender fácilmente. Pregúntale si tiene dudas y si ha comprendido la información.
- Aprovecha el tiempo de una manera efectiva: Aunque las consultas médicas suelen ser cortas, dedica unos minutos a establecer una conexión inicial y a despedirte de forma empática. Unos segundos extra pueden hacer que el paciente se sienta valorado y no como un número más.
- Mira todo desde la perspectiva del paciente: Imagina cómo se sentiría estar en su situación. Piensa en sus miedos, preocupaciones y en el impacto de su enfermedad en su vida diaria. Esto te ayudará a entender mejor sus reacciones y necesidades para desarrollar tu empatía médica.
- Pon en práctica la curiosidad genuina: Haz preguntas abiertas que inviten al paciente a compartir más sobre su vida, sus hábitos y cómo la enfermedad los afecta. Esto no solo te brinda información médica, sino que también muestra un interés humano.
- Valida sus emociones: Reconoce y nombra las emociones que observes. Frases como “Entiendo que esto debe ser muy preocupante para usted” o “Es normal sentirse así ante esta situación” validan sus sentimientos y les hacen sentir comprendidos.
- Siempre busca la retroalimentación: Pide a tus colegas, tutores o incluso a pacientes de confianza su opinión sobre cómo te comunicas y si te perciben como empático. La autoevaluación es crucial para el crecimiento.
- Reconoce tus propios sesgos: Todos tenemos prejuicios inconscientes. Reflexiona sobre tus propias experiencias y cómo podrían influir en tu percepción de los pacientes. Ser consciente de ellos te ayuda a superarlos y ofrecer una atención más equitativa.
- Jamás descuides tu propia salud: Es difícil ser empático con los demás si te sientes cansado o estresado. Un médico con bienestar personal está mejor equipado para conectar con sus pacientes.