Las enfermedades renales en México se han convertido en un problema de salud pública cada vez más preocupante. Aunque su progresión suele ser silenciosa, sus consecuencias pueden ser devastadoras si no se detectan y tratan a tiempo. La diabetes mellitus y la hipertensión arterial, dos de las enfermedades crónicas más comunes en el país, son las principales responsables del aumento sostenido de casos de insuficiencia renal.
La mayoría de casos de enfermedades renales en México se deben a hipertensión o diabetes
Según datos recientes de la Secretaría de Salud, más del 70 % de los pacientes con enfermedad renal crónica (ERC) en México desarrollaron la afección como consecuencia directa de la diabetes o la hipertensión. Esto significa que, en muchos casos, los riñones se deterioran lentamente durante años sin presentar síntomas evidentes, hasta que el daño es irreversible y el paciente necesita diálisis o un trasplante.
La enfermedad renal crónica se caracteriza por la pérdida progresiva de la función de los riñones, órganos encargados de filtrar los desechos y el exceso de líquidos del cuerpo. Cuando dejan de funcionar adecuadamente, se acumulan toxinas en la sangre, lo que puede causar fatiga, hinchazón, náuseas y complicaciones cardiovasculares. En etapas avanzadas, la única opción para sobrevivir es la terapia sustitutiva: diálisis o trasplante renal.
La carga económica y social es considerable
En México, la carga económica y social de las enfermedades renales es considerable. Los tratamientos de diálisis representan uno de los mayores gastos para el sistema público de salud. Además, muchas familias enfrentan dificultades para costear las terapias, lo que agrava las desigualdades en el acceso a la atención médica. A esto se suma la escasez de donadores de órganos y la limitada disponibilidad de unidades especializadas en nefrología, sobre todo en regiones rurales.
La prevención es clave. Adoptar hábitos saludables desde etapas tempranas de la vida puede marcar la diferencia. Controlar los niveles de glucosa, mantener una presión arterial adecuada, reducir el consumo de sal y realizar chequeos médicos regulares son medidas efectivas para proteger la salud renal. También es fundamental fomentar la educación sanitaria y la detección temprana, especialmente entre las personas con antecedentes familiares de diabetes o hipertensión.
Las enfermedades renales en México son un problema silencioso pero urgente. Combatir su avance requiere un enfoque integral que combine prevención, diagnóstico oportuno y acceso equitativo al tratamiento. Cuidar los riñones es cuidar la vida misma, y hacerlo a tiempo puede evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de millones de personas.
