La mitad del año es una de las temporadas favoritas de muchas personas porque los niños no tienen clases y la mayoría de los trabajadores están de vacaciones. Más allá de los aspectos positivos también hay un problema del que se habla poco. Se trata de la soledad en verano y su impacto puede tener consecuencias de diversa magnitud a nivel emocional.
Principalmente se genera en las personas que no tienen la posibilidad de salir y ven a todos sus seres queridos disfrutar de la época de vacaciones. Además hay otros factores como una ruptura reciente, la pérdida de un ser querido, dificultades económicas o el aislamiento social que pueden provocar que se convierta en una época difícil.
Con esto en mente, la psicóloga Cristina Abad Ferreiro, quien es graduada de la Universidad de Sevilla y forma parte del Instituto Psicológico Cláritas, compartió su punto de vista acerca de este tema.
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¿Por qué la soledad se intensifica en verano?
Puede parecer que, cuando llega el verano, la sensación de soledad se agudiza. Es habitual que aparezcan emociones como tristeza, aburrimiento, apatía o incluso desesperanza. Esta intensificación emocional suele estar relacionada con un fenómeno de comparación social: mientras que muchas personas muestran sus vacaciones, escapadas y momentos felices en redes sociales, quienes no están viviendo ese tipo de experiencias pueden sentir que están “quedándose atrás”.
Además, los cambios en la rutina diaria como el cierre de actividades, las vacaciones de amigos o la pausa de compromisos habituales pueden generar una sensación de vacío o desconexión aún mayor. Todo esto contribuye a que la soledad no solo se experimente con más intensidad, sino que también se viva con más culpa o vergüenza.
¿Existen diferentes tipos de soledad?
La soledad no siempre se presenta de la misma manera, ni todas las personas la experimentan igual. A veces podemos estar rodeados de gente y aun así sentirnos solos. Por eso, es importante distinguir entre los distintos tipos de soledad para poder entender mejor lo que estamos sintiendo:
- Soledad social: se refiere a la falta de relaciones o de una red de apoyo. Es más evidente cuando no hay personas cercanas con quienes compartir el día a día, conversar o simplemente estar.
- Soledad emocional: aparece cuando, a pesar de tener personas alrededor, sentimos que no podemos compartir lo que realmente nos pasa o que nadie nos comprende profundamente. Puede surgir incluso dentro de una familia o una pareja.
- Soledad existencial: es un tipo de vacío más profundo, que no siempre está ligado a la compañía o al afecto. Tiene que ver con preguntas sobre el sentido de la vida, la identidad o el propósito personal, y puede intensificarse en momentos de transición o crisis vitales.
Detectar qué tipo de soledad estamos sintiendo puede ayudarnos a buscar recursos más adecuados para gestionarla. Algunas señales que pueden alertarnos de que necesitamos parar y escuchar cómo estamos son: la apatía, el aislamiento, el deseo de desconectarnos de todo, el llanto frecuente o incluso pensamientos negativos sobre nosotros mismos o el futuro.
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¿Cuáles son las principales recomendaciones para prevenir la soledad en verano?
- Valida tus emociones: Es normal sentirse triste, decaído o desconectado cuando el verano no se vive como uno quisiera. No minimices lo que sientes ni intentes huir de la emoción. Aceptarla es el primer paso para poder gestionarla.
- Practica el autocuidado: Cuidarse por dentro y por fuera es esencial. Presta atención a tu alimentación, intenta moverte a diario —aunque sea con pequeños paseos—, respeta tus ritmos de descanso y permite momentos de desconexión de pantallas o redes sociales si notas que te generan malestar.
- Haz esas cosas que durante el año no puedes: El verano puede ser una buena oportunidad para reorganizar tu casa, reconectar contigo, leer pendientes, cambiar rutinas o simplemente descansar sin sentir culpa.
- Busca actividades en tu ciudad: Muchos municipios organizan eventos gratuitos como cine al aire libre, conciertos, exposiciones, rutas guiadas, talleres o actividades culturales. Acudir a estos espacios no solo ayuda a romper la rutina, sino que también ofrece la posibilidad de conectar con otras personas de forma natural.
- Redescubre el placer de estar contigo: Leer, escribir, cocinar con calma, comenzar una actividad creativa, diseñar una rutina de mañana o noche, aprender algo nuevo online… Estar solo no tiene por qué ser sinónimo de vacío; puede ser una forma de reconectar contigo de manera profunda y consciente.
- Conecta, aunque sea de uno en uno: No es necesario estar rodeado de muchas personas para sentir compañía. A veces, una conversación significativa con alguien de confianza, un reencuentro tranquilo o compartir una actividad con una sola persona pueden ser más nutritivos que una gran reunión.
- Considera la ayuda profesional: La terapia psicológica puede ser un espacio seguro donde expresar lo que sientes, entender tus emociones y encontrar nuevas formas de cuidarte. Si sientes que la soledad te pesa o que no sabes cómo salir de ese estado, pedir ayuda es un acto de valentía y autocuidado.
Estar solo en verano no significa estar mal. La soledad puede ser dolorosa, sí, pero también puede convertirse en una oportunidad para parar, escucharse y reconectar con uno mismo. No es necesario llenar cada día de planes para que tenga sentido; a veces, lo más valioso es aprender a disfrutar de nuestra propia compañía.